La llegada de 199.700 comprimidos de micofenolato de mofetilo reactivó una discusión que en Mendoza ya es estructural: la provincia compra por fuera del mercado local porque, según sus autoridades, los precios internos son directamente impagables. El Ministerio de Salud confirmó que la adquisición, realizada vía Fondo Estratégico de la OPS, costó $43,5 millones, contra los más de $239 millones que hubiera implicado comprarlos en el país. El ahorro supera los $195 millones, una cifra que el Ejecutivo provincial exhibe como prueba de gestión eficiente, pero que también expone el problema de fondo.
El medicamento -clave para pacientes trasplantados y para quienes padecen lupus o artritis reumatoide- cubre entre 15 y 18 meses de provisión. Es la tercera importación que realiza la provincia bajo este sistema. Según datos oficiales, el ahorro acumulado ya supera los $3.600 millones y podría llegar a $6.500 millones en los próximos meses. La lógica es simple: donde el mercado local multiplica precios, la OPS garantiza valores internacionales, control de calidad y trazabilidad.
El gobernador Alfredo Cornejo se apuró en capitalizar políticamente la operación. Habló de “redirigir recursos al fortalecimiento del sistema sanitario” y de medicamentos “con precios altísimos” que obligan a buscar alternativas. El ministro Rodolfo Montero fue más explícito: un comprimido que en Argentina se pagaba $1.200, ahora cuesta $200. En el medio, un dato que nadie en la gestión oculta: si Mendoza no importara, directamente no podría sostener la cobertura para cientos de pacientes.
Pero el ahorro también deja otra lectura: ¿es sostenible que una provincia deba recurrir a compras internacionales para sortear un mercado interno con precios distorsionados? ¿Qué responsabilidad tiene Nación en la regulación y en la negociación con laboratorios? Para la oposición peronista, el caso es un síntoma de la “ausencia del Estado nacional en política farmacéutica”. Para el radicalismo, es exactamente lo contrario: la demostración de que la competencia internacional disciplina precios.
Mientras el Gobierno celebra la eficiencia y promete seguir importando, el trasfondo es más incómodo. Cada operación que se anuncia como éxito fiscal también revela que, sin intervención externa, el sistema local no garantiza ni precios razonables ni provisión estable. El ahorro es real; la discusión, inevitable.