15/11/2025 - Edición Nº1012

Política

Salarios en retroceso

¿Quiénes son los grandes perdedores del ajuste en la era Milei?

15/11/2025 | Empleados públicos, sobre todo los de la Nación, lideran la pérdida de poder adquisitivo. La destrucción de empleo y el avance del monotributo profundizan el deterioro.



La pregunta se repite desde diciembre de 2023: ¿quiénes son los que más sufrieron la caída del salario real durante el gobierno de Javier Milei? Los datos del INDEC, procesados por el CEPA, dejan poco margen para la sorpresa. Mientras el sector privado comienza a acercarse a los niveles previos al cambio de gestión —con un 99,3% de recuperación respecto de noviembre de 2023—, el sector público quedó varado en una recesión salarial sin precedentes: los sueldos estatales siguen 14% abajo en términos reales.

Pero la brecha interna es todavía más profunda. Los trabajadores de las provincias cedieron un 6,3% de sus ingresos, mientras que los empleados del Estado nacional encabezan las pérdidas con un desplome del 33%. Son, de lejos, los grandes perdedores del ajuste. En paralelo, el CEPA advierte que, si se mide la inflación con la Encuesta de Hogares 2017/18 —más afinada para el consumo real—, la pérdida salarial de registrados públicos y privados es 9 puntos mayor que la que muestra el IPC oficial.

A este deterioro se suma la otra cara del mercado laboral: la destrucción de empleo. Según el IEF de la CTA Autónoma, desde que el Gobierno asumió se perdieron 223.796 puestos de trabajo. Solo en agosto, el sector privado eliminó 10.555 empleos, el sector público 1.735 y el servicio doméstico 772. La tendencia, según el investigador Luis Campos, entró en una “nueva fase de destrucción” a partir de mediados de este año.

El vacío que deja el empleo formal se llena con precariedad. El SIPA registró entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 la incorporación de 121.740 monotributistas, una señal de que el “rebote” laboral se apoya en trabajo inestable, sin derechos ni paritarias. En este contexto, la presión a la baja sobre los salarios se vuelve estructural: menos empleo formal, más competencia por los puestos y una inflación que erosiona cualquier mejora nominal.

El saldo es claro: mientras el Gobierno insiste en que el orden fiscal es condición para la recuperación, los números muestran un mapa desigual, donde el sector público nacional —y especialmente sus trabajadores de menores ingresos— se convirtieron en el epicentro del ajuste. El salario real sigue siendo la variable de mayor sacrificio del experimento libertario.