El intendente de Bolívar, Marcos Pisano, formalizó su renuncia a partir del 10 de diciembre, fecha en la que jurará como senador provincial por la Séptima Sección Electoral. El Concejo Deliberante trató el pedido sobre tablas y lo aprobó por unanimidad en un trámite veloz, sellando así el cierre de una gestión iniciada en 2017 y marcada por la continuidad del esquema político local.
Pisano argumentó que su salida responde a las exigencias legales previas a asumir en la Cámara Alta bonaerense. En su presentación, citó el artículo 77 de la Constitución provincial y el artículo 123 de la Ley 5109, que determinan que el cargo debe ser dejado antes del juramento y que el reemplazo inmediato corresponde al primer concejal electo en 2023. Ese rol lo ocupa Eduardo “Bali” Bucca, quien volverá a conducir el municipio.
El retorno de Bucca no es un dato menor: fue intendente entre 2011 y 2017, cuando dejó el cargo para ocupar una banca en el Congreso. Desde entonces, su figura se mantuvo en el centro del armado local, alternando entre cargos legislativos nacionales y provinciales. Su regreso consolida un ciclo político que, pese a algunos sobresaltos, mantiene cohesionado al peronismo de la ciudad.
La salida de Pisano también reordena el mapa interno del justicialismo local. El ahora senador había logrado triunfos consecutivos en 2019 y 2023, incluso en un contexto adverso para el peronismo bonaerense. Su salto a la Legislatura es leído como un reconocimiento de peso dentro del espacio, pero también como un movimiento que obliga a Bucca a retomar el timón en un momento económico complejo para los municipios.
Con este enroque, Bolívar vuelve a quedar bajo la conducción de una de sus figuras políticas más experimentadas. Bucca asume con el desafío de garantizar continuidad de gestión, sostener el entramado territorial y enfrentar un escenario provincial marcado por el ajuste nacional. El ciclo Pisano cerró ordenadamente; el ciclo Bucca, ahora, vuelve a abrirse.