El reciente acercamiento entre el presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, y el mandatario salvadoreño Nayib Bukele marca un giro estratégico en las políticas de seguridad de la región. Más allá del impacto mediático, el pedido boliviano de asistencia técnica para mejorar su infraestructura penitenciaria revela una apuesta pragmática por modelos que han mostrado resultados concretos en la reducción de organizaciones criminales.
A diferencia de enfoques meramente punitivos, el planteo de Paz incluye la posibilidad de recibir asesoría en arquitectura penitenciaria, administración operativa y mecanismos de control interno. El modelo salvadoreño, basado en logística centralizada y tecnología de vigilancia, se presenta como una alternativa viable para un país donde las cárceles operan por encima del 250% de su capacidad. Esta búsqueda de asistencia externa abre un espacio de profesionalización institucional que podría transformar la gestión de la seguridad.
La disposición de El Salvador para colaborar refleja el interés regional por promover soluciones de seguridad que integren infraestructura, control y prevención del delito. Bukele ha manifestado voluntad de trasladar la experiencia acumulada en su país, donde la reorganización del sistema penitenciario permitió reducir significativamente la operatividad de pandillas.
El diálogo entre ambos gobiernos también apunta a fortalecer la cooperación técnica más allá del ámbito carcelario. Áreas como digitalización del Estado, manejo de datos biométricos y formación de personal de seguridad figuran entre los posibles ejes de colaboración. Este enfoque amplio coloca a Bolivia en una posición favorable para modernizar estructuras que llevan décadas de rezago y limitaciones administrativas.

La apertura de Bolivia hacia modelos exitosos de la región demuestra una lectura realista de los desafíos nacionales. La administración de Paz busca evitar que el crimen organizado aproveche el colapso carcelario y ha mostrado disposición a adoptar buenas prácticas internacionales. La probabilidad de que este acercamiento derive en proyectos financiados o cofinanciados con organismos multilaterales es elevada.
Finalizamos el martes 11 de noviembre, con 0 homicidios en el país. pic.twitter.com/uac5xPGJ5w
— PNC El Salvador (@PNCSV) November 12, 2025
En este nuevo escenario, la relación entre Paz y Bukele trasciende la retórica política para consolidarse como una alianza técnica orientada a resultados. Si las negociaciones avanzan, Bolivia podría implementar un sistema penitenciario más eficiente, seguro y moderno, capaz de enfrentar amenazas crecientes sin sacrificar gobernabilidad.