16/11/2025 - Edición Nº1013

Cultura


De Tarija al folklore nacional

Erick Claros: el cantautor boliviano que conquistó los escenarios argentinos

16/11/2025 | Desde el corazón del Chaco boliviano, encontró en el folklore una forma de unir raíces, cruzar fronteras y cantar lo que somos.



Con una sonrisa serena y una tonada que conserva los ecos del Chaco boliviano, Erick Claros pasó por El Living de NewsDigitales para compartir su historia: la de un joven que creció entre violines campesinos, noches de serenatas y el sueño de brindar su música. Desde las plazas de Villa Montes hasta los escenarios argentinos, su camino combina sacrificio, raíz y un amor profundo por el folklore.

En su charla, el cantautor repasó su infancia, los inicios junto a amigos de colegio, su primer disco y el largo viaje que lo trajo hasta los festivales de Cosquín, Jesús María y presentarse en La Trastienda y el Teatro Opera. Su voz, moldeada entre fronteras, rescata lo esencial del canto popular: el orgullo por la tierra, la familia y lo que define la identidad de un pueblo.

Raíces que suenan al amanecer

Erick Alberto Claros nació en Villa Montes, en el Gran Chaco boliviano, entre radios encendidas al alba y violines que marcaban el pulso del día. “Mis abuelos ponían la radiecito apenas amanecía en el campo”, recordó. “Crecí escuchando folklore con violín y bombo, sin guitarra, muy criollito, muy simple”.

Aquellos sonidos se convirtieron en su primer alimento artístico y marcaron el rumbo de una vida entera. En su adolescencia formó su primer grupo, Los Salamanqueros, junto a amigos del colegio: “Nos juntábamos en la plaza y decidimos presentarnos en los festivales del pueblo. Ahí empezó todo”.

De las peñas al primer disco

La vocación de cantar llegó antes que los instrumentos. “Primero tuve un charango que no sabía tocar. Después una guitarra prestada, con cuerdas de pescar, pero igual le sacábamos sonido”, contó entre risas. “Había más ganas que condiciones, pero cuando las cosas cuestan, valen más”.

Mientras estudiaba en la universidad de Tarija, su madre le propuso un trato: si terminaba una carrera, ella financiaría su primer disco. Así nació su debut discográfico, un trabajo con bases folklóricas estilizadas que combinaba bombos y guitarras eléctricas inspiradas en Los Nocheros y la música santiagueña. “Con el tiempo entendí que debía volver a lo tradicional, al sentimiento del pueblo. El folklore auténtico tiene una fuerza distinta”.

De Bolivia a los grandes escenarios argentinos

La vida lo llevó a cruzar el Pilcomayo, ese río que une más que separa. Con esfuerzo y la ayuda de artistas que lo adoptaron como un hermano musical, Claros encontró su lugar en los grandes festivales del norte argentino. “El Chaqueño Palavecino, Lázaro Caballero, Lucio Rojas… fueron muy buenos conmigo, me abrieron las puertas de Cosquín y Jesús María”, contó emocionado.

Su repertorio incluye chacareras y canciones románticas como “Alúmbrame, estrella mía” —tema de su primer disco— y la popular “El monte se alegra”, que lo posicionó en las fiestas populares. “La música une. En el Chaco boliviano y argentino las tradiciones son las mismas: el amor a la tierra, a la familia, al trabajo. Por eso el público se identifica tanto con lo que canto”.

El desafío de mantener viva la raíz

Erick Claros combina sencillez, humildad y un profundo respeto por la tradición. Desde su llegada a la Argentina, se presentó en La Trastienda, Mar del Plata, Formosa, Salta, y numerosas peñas, siempre acompañado por su guitarra y su sueño.

“Es difícil convocar gente cuando venís de lejos, pero hay que insistir. El público se gana de a poco, canción por canción”, afirmó. Con nuevas composiciones propias y la ilusión de seguir creciendo, el artista invita a disfrutar de su música en cada escenario donde el folklore sigue latiendo.

“El folklore habla de cosas simples, de la vida, del trabajo, del amor a la tierra. Eso no pasa de moda”, resume Claros con una sonrisa que encierra toda su travesía: la de un hombre que, guitarra en mano, cruzó fronteras para cantarle al corazón de dos pueblos hermanos.