En medio de versiones sobre rupturas y tensiones internas, Cristina Fernández de Kirchner puso en marcha una ronda de encuentros partidarios para reagrupar al Partido Justicialista y unificar posiciones frente al avance legislativo del presidente Javier Milei. La consigna que difundió la conducción, es clara: evitar cualquier lectura de fractura y mostrar cohesión en el Congreso.
El oficialismo libertario ya abrió el juego para el Presupuesto 2026 y las reformas laboral, tributaria e impositiva, y el peronismo busca ordenar su propia estrategia. Para ello, el martes se realizará una reunión en la sede partidaria de la calle Matheu con los integrantes del Consejo Directivo y los vicepresidentes del PJ. Un día después, los senadores peronistas mantendrán un cónclave interno encabezado por José Mayans, una de las figuras centrales del armado legislativo cristinista.
Aunque todavía no está definido, podría sumarse un tercer encuentro con gobernadores peronistas. Entre los eventuales invitados figuran Axel Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Sergio Ziliotto, mientras que otros mandatarios -como Osvaldo Jaldo y Raúl Jalil- ya tomaron distancia del PJ nacional y evalúan incluso conformar un interbloque para respaldar parte de las reformas que impulsa Milei. En cambio, el fueguino Gustavo Melella, hoy enfrentado con la Casa Rosada, podría sumarse al debate partidario.
La coordinación de esta serie de reuniones está en manos de Mayans y del diputado Germán Martínez, quienes cuentan con peso propio tanto en el Congreso como en el vínculo con intendentes y mandatarios provinciales. Junto con ellos participan los vicepresidentes Mariel Fernández, Ricardo Pignanelli y Lucía Corpacci, responsables de articular la respuesta del partido ante el paquete de reformas libertarias.
El trasfondo, sin embargo, no es solo nacional. En Buenos Aires, Axel Kicillof enfrenta su propia disputa interna por el tratamiento del Presupuesto provincial, donde sectores alineados con Cristina reclaman mayor participación en la negociación legislativa. Aun así, dirigentes del peronismo bonaerense prevén que el proyecto podría quedar encaminado hacia fines de noviembre si prospera un acuerdo con la oposición.
Mientras Milei acelera su agenda reformista, el PJ intenta recomponer orden interno y evitar que la discusión pública se traduzca en un quiebre institucional. El mensaje que baja desde la cúpula es inequívoco: unidad puertas adentro y una estrategia común antes de la próxima pulseada parlamentaria.
GZ