El histórico juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski llegó este sábado a su fin después de una deliberación que duró dos días. El jurado popular declaró por unanimidad que César Mario Alejandro Sena es culpable como autor del delito de homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, el hecho más grave de la acusación.
La decisión alcanza también a sus padres. Emerenciano Sena fue considerado partícipe primario del mismo delito, con la misma calificación: homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género. Exactamente el mismo criterio aplicó el jurado respecto de Marcela Verónica Acuña, quien fue declarada culpable como partícipe primaria.
Los tres veredictos fueron leídos con la fórmula que repitieron los 12 integrantes del jurado: “Así lo declaramos de manera unánime el día quince del mes de noviembre del año veinte veinticinco, en la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco”.
La instancia también resolvió la situación del resto de los imputados. Fabiana Cecilia González y José Gustavo Obregón fueron hallados culpables del delito de encubrimiento agravado, mientras que Gustavo Melgarejo fue declarado culpable de encubrimiento simple. En tanto, Griselda Lucía Reinoso resultó no culpable, única absolución del proceso, y automáticamente quedó en libertad.
La lectura del veredicto se dio luego de una jornada intensa. El viernes, los miembros del jurado habían deliberado durante casi diez horas, hasta las 19, momento en que solicitaron a la jueza Dolly Fernández un cuarto intermedio hasta la mañana del sábado para continuar.
En sus últimas palabras, César Sena eligió el silencio, mientras que sus padres insistieron en su inocencia ante el Tribunal. El hijo del matrimonio llevaba la acusación más dura del expediente: homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género. Sus padres estaban imputados como partícipes necesarios, y los demás acusados, por distintos grados de encubrimiento.
Desde las primeras horas del sábado, la plaza frente al Centro de Estudios Judiciales se colmó de manifestantes. Había madres, hijas, nietas, organizaciones feministas, carteles de Ni Una Menos y cientos de fotografías de Cecilia exigiendo prisión perpetua.
El clima era de alta tensión emocional: abogados, fiscales y funcionarios debían avanzar entre la multitud acompañados por un cordón humano. La tía abuela de Cecilia, Mercedes, también se acercó al lugar para recibir el veredicto en medio de un fuerte abrazo colectivo.