El Reino Unido confirmó la construcción de una nueva central nuclear en Wylfa, un punto estratégico de la isla de Anglesey, en el extremo noroeste de Gales. Se trata de una región rural, conectada al continente por dos puentes y conocida por su paisaje costero, pero también por tener uno de los historiales energéticos más importantes del país. Durante décadas, Anglesey fue un centro industrial que dio empleo a miles de familias, hasta que la desinversión y el cierre de plantas la convirtieron en una de las zonas con mayor caída económica del país.
Wylfa es parte esencial de esa historia. Allí funcionó una gran central nuclear inaugurada en 1971, que llegó a ser una de las más relevantes del Reino Unido. Operó durante 44 años, produjo electricidad para millones de hogares y sostuvo la economía local. Su cierre definitivo en 2015 dejó un vacío profundo: comercios afectados, empleos perdidos y un declive que se sintió especialmente en las generaciones jóvenes, obligadas a buscar trabajo lejos de la isla.

El anuncio del gobierno de Keir Starmer busca revertir ese escenario. La nueva central nuclear, diseñada bajo el modelo de reactores modulares pequeños (SMR), apunta a recuperar el rol que Wylfa tuvo en el pasado, pero con una tecnología más moderna, segura y económica. Según las proyecciones oficiales, la obra generará alrededor de 3.000 puestos de trabajo directos, además de miles de empleos indirectos en construcción, transporte y servicios técnicos.
La decisión también se enmarca en un cambio más amplio dentro de la política energética británica. El Reino Unido, que fue pionero a nivel mundial en energía nuclear, intenta reconstruir un sector que sufrió décadas de retrasos y parálisis. El plan oficial incluye reactivar viejos sitios, sumar capacidad nuclear para reducir la dependencia del gas importado y fortalecer la seguridad energética del país de cara a los próximos años.
Starmer lo planteó como un proyecto de país: “Quiero crear un futuro donde quienes deseen quedarse y trabajar en su ciudad puedan hacerlo. Por eso estamos construyendo una nueva central nuclear en Anglesey. Esto es la renovación nacional en acción”. Su mensaje resuena especialmente en Gales, donde la migración interna hacia ciudades más grandes es un fenómeno persistente.
Además del impacto económico, el nuevo Wylfa forma parte de un debate histórico en el Reino Unido sobre su relación con la energía y la infraestructura nuclear. Aunque el país mantiene una red de bases estratégicas vinculadas a su defensa, el gobierno insiste en que la energía nuclear civil es clave para garantizar estabilidad, reducir emisiones y equilibrar la matriz entre renovables, hidrocarburos y nuevas tecnologías.
La obra recién comienza su fase preliminar, pero el anuncio ya generó expectativas en Anglesey, una isla que durante años buscó recuperar su protagonismo industrial. Si el proyecto avanza en los plazos previstos, Wylfa volverá a ocupar un lugar central en la planificación energética británica y podría marcar el inicio de una nueva etapa para la región.