Deportivo Madryn le ganó 1-0 a Deportivo Morón por las semifinales del Reducido de la Primera Nacional por el segundo ascenso a la Liga Profesional de Fútbol, en un partido que terminó en un verdadero escándalo.
El único gol del encuentro lo hizo Santiago Postel, a los 15 minutos del primer tiempo. Por otro lado, a los 7 minutos del complemento, Joaquín Livera se fue expulsado y dejó a Deportivo Morón con diez jugadores, un hecho que recalentó el clima del encuentro.
De esta manera, el ‘Aurinegro’ disputará la final ante Estudiantes de Río Cuarto con el objetivo de lograr el ascenso a la Liga Profesional, luego de perder la primera oportunidad frente a Gimnasia de Mendoza.
Aunque el cotejo de ida terminó con victoria para la visita por 1-0, el cuadro local terminó avanzando por ventaja deportiva ya que finalizó la fase regular del torneo en una posición más alta.
La "violencia" como tal no la provocan los hinchas ni los jugadores. La violencia empieza primero con el arbitraje corrupto de la AFA, poniendo a Echavarría a inclinar la cancha al local y todo lo que pasa después será producto de esto.
— PasoaPaso Tatengue (@PaProjiblanco) November 16, 2025
Esto es Deportivo Madryn, esto es la AFA. pic.twitter.com/Gk8NkD6vuN
Ya en la previa se había desatado una polémica porque el Tribunal de Ética decidió sancionar al técnico de Deportivo Morón, Walter Otta, por 30 días de suspensión debido a una declaración que luego se adujo que era una ‘fake news’.
La otra controversia fue la expulsión de Joaquín Livera en el ‘Gallito’. El lateral izquierdo, mientras un futbolista se encontraba tendido sobre el césped, impactó un duro golpe con el codo contra un rival y el árbitro Pablo Echavarría decidió mostrarle la tarjeta roja.
Una vez sucedió el pitazo final del cotejo que sentenciaba el pase a la final de Deportivo Madryn, se desató una batalla campal en el terreno de juego y la Policía debió intervenir. Las fuerzas de seguridad terminaron arrojando gas pimienta y reprimiendo a los futbolistas de Deportivo Morón.

Todo empezó en el círculo central cuando se desataron intensos disturbios entre los dos planteles, que se involucraron en empujones, insultos y golpes en medio de un clima completamente desbordado.
La policía ingresó al campo de juego con el objetivo de calmar los ánimos, pero la respuesta de ambos bandos fue igual de hostil, lo que dificultó cualquier intento de contención. El enfrentamiento se extendió varios minutos y generó un caos generalizado que sorprendió a los hinchas y autoridades presentes.
El origen del conflicto estuvo en las fuertes protestas de los jugadores del “Gallo”, quienes, apenas finalizado el encuentro, se abalanzaron sobre el árbitro para reclamar por lo que consideraron un arbitraje polémico y perjudicial.