Cleopatra VII, última reina de la dinastía ptolemaica y figura central de la historia mediterránea, continúa siendo un personaje capaz de despertar fascinación dos mil años después. Hábil estratega política, políglota, diplomática y aliada decisiva tanto de Julio César como de Marco Antonio, su vida se convirtió en un símbolo de poder, seducción y tragedia. Pero más allá de la leyenda, Cleopatra fue una líder que intentó sostener la autonomía egipcia frente al avance imparable de Roma, lo que la transformó en una de las personalidades femeninas más influyentes de la Antigüedad.
En 2025, su nombre vuelve a instalarse en el centro del debate. La revisión constante de fuentes antiguas, los estudios sobre iconografía, los análisis científicos sobre venenos y la discusión contemporánea sobre el rol de las mujeres en el poder generan una nueva oleada de interés. Además, la cultura popular -desde documentales y películas hasta redes sociales- continúa renovando la imagen de Cleopatra, obligando a separar el mito de lo que realmente se sabe sobre su vida y su final.

Uno de los temas que más controversia produce es su muerte, ocurrida en el 30 a. C. El relato tradicional asegura que se suicidó dejándose morder por un áspid. Sin embargo, investigaciones actuales cuestionan esta versión: el comportamiento del animal, la ausencia de marcas visibles y las inconsistencias entre los cronistas sugieren que la “mordedura de serpiente” pudo ser más un elemento literario que un hecho real. Hoy, muchos especialistas consideran más probable que Cleopatra haya utilizado un veneno preparado, algo que coincide con sus conocimientos médicos y su interacción con científicos alejandrinos.
Un aspecto poco mencionado es el rol de sus dos asistentes más cercanas, Iras y Carmión, que también murieron aquel día. Las fuentes describen que estaban junto a ella, pero no concuerdan sobre si la ayudaron a preparar el veneno o si simplemente se unieron a su destino para evitar ser capturadas. Lo cierto es que su presencia muestra que la muerte de Cleopatra no fue un acto improvisado, sino una escena cuidadosamente controlada para preservar la imagen de la reina hasta el último momento.
Las excavaciones en Alejandría continúan buscando la tumba perdida de Cleopatra y Marco Antonio.Otro dato que suele pasar desapercibido es que el informe oficial enviado a Roma fue redactado por los hombres de Octavio y no por testigos egipcios, lo que convierte la versión “oficial” en un relato con fuertes intereses políticos. Por eso hay detalles que generan dudas: nadie explica cómo ingresó el supuesto animal a un lugar fuertemente vigilado ni cómo Cleopatra logró evadir la custodia. Para muchos historiadores actuales, estas inconsistencias son una prueba de que el poder romano moldeó el relato para encajar con su narrativa de victoria.
También se discute el contexto político de su suicidio. Para la reina, caer prisionera de Octavio -el futuro emperador Augusto, fundador del Imperio romano y primer emperador romano- significaba ser exhibida como trofeo en Roma. En aquella época, la humillación pública de los enemigos vencidos era una práctica habitual, y Cleopatra entendía que su dignidad política y personal quedaría destruida. Su decisión final puede leerse como un acto calculado para evitar ese destino, preservar su legado y evitar que su imagen fuera manipulada por el poder romano.
La historia también refleja cómo su figura fue reinterpretada según cada época. Para Roma fue presentada como una amenaza oriental; para el Renacimiento, un símbolo trágico; para Hollywood, una reina seductora; y para el debate contemporáneo, una líder política que manejó alianzas, diplomacia e identidad cultural en un escenario dominado por hombres. Esa capacidad de adaptación narrativa explica por qué Cleopatra sigue ocupando un lugar privilegiado en el imaginario global.
La famosa teoría del áspid, popular durante siglos, es puesta en duda por la investigación moderna.A todo esto se suman curiosidades históricas que alimentan el misterio:
En un mundo donde la historia, la arqueología y la cultura pop conviven en la misma conversación diaria, Cleopatra se mantiene vigente porque encarna poder, misterio y un final que todavía nadie puede explicar con total certeza. Quizás por eso, dos mil años después, su figura sigue viva: porque nunca terminó de revelarse por completo.