17/11/2025 - Edición Nº1014

Política

Crisis peronista

Cristina agita su liderazgo y los gobernadores buscan refugio lejos del kirchnerismo

17/11/2025 | La reaparición de Cristina Fernández de Kirchner incomoda a mandatarios peronistas que ya conversan con el Gobierno. Solo Axel Kicillof se mantiene firme, mientras el PJ enfrenta su fractura más profunda en décadas.



La reactivación política de Cristina Fernández de Kirchner volvió a generar un temblor interno en el peronismo. Cada vez que la expresidenta reivindica su rol de conducción, las provincias aceleran conversaciones con Javier Milei y su equipo. Con la excepción de Axel Kicillof, que no está dispuesto a negociar con el Gobierno, los gobernadores peronistas buscan garantizar gobernabilidad local a través de acuerdos con Manuel Adorni y Diego Santilli. El mensaje es evidente: la supervivencia territorial prima sobre la obediencia partidaria.

El problema para el kirchnerismo es que su historial reciente pesa. Las condenas y escándalos que rodean a figuras como Julio De Vido, Amado Boudou, José Alperovich, José Urribarri, Gustavo Bordet o incluso el expresidente Alberto Fernández, debilitan la idea de una renovación dentro del espacio. El caso de De Vido, que logró apoyo casi total del peronismo salvo el Frente Renovador, expone las lealtades fluctuantes de una dirigencia que reacciona según conveniencias coyunturales.

En ese escenario también aparece Sergio Massa, que volvió al kirchnerismo en 2019 con la ilusión de ordenarlo y terminó consumido por las mismas tensiones que lo habían hecho escapar en 2013. Su figura compite en contradicciones con la de Daniel Scioli, quien terminó recalando en el gobierno libertario tras décadas de zigzagues. La migración ideológica de Scioli hacia el mileísmo es un espejo incómodo para muchos dirigentes que hoy dudan entre romper o resistir adentro del peronismo.

Al mismo tiempo, surge un semillero de intendentes —Gabriel Katopodis, Leonardo Nardini, Julio Alak, Federico Achával, Ariel Sujarchuk— que representan más que la marca partidaria que los contiene. Incluso Sergio Berni parece un cuerpo extraño dentro del universo kirchnerista. Del otro lado, la rama femenina —Mayra Mendoza y Mariel Fernández— expresa el dilema del espacio: una identidad tan rígida que les impide crecer más allá de su propia base militante.

El peronismo enfrenta así su encrucijada más profunda desde la muerte de Néstor Kirchner. Si mantiene la “unidad”, la agonía será lenta y sin horizonte claro. Si se quiebra para iniciar un cambio, pone en riesgo sus últimas fortalezas territoriales, especialmente la provincia de Buenos Aires. Los gobernadores ya lo saben: el ciclo del kirchnerismo se consume y solo falta decidir quién salta primero. Porque, si Cristina no suelta, corre el riesgo de arrastrar al PJ a su propia caída judicial y política.