La doctora Alejandra Sánchez Cabezas, referente en salud pública y presidenta de la Asociación Argentina de Salud Pública, visitó El Living de NewsDigitales y trazó un diagnóstico preciso sobre las tensiones que atraviesa el sistema sanitario argentino. Durante la entrevista, Sánchez Cabezas aseguró que la Argentina cuenta con equipos capacitados, información epidemiológica de calidad y experiencia acumulada, pero que esos recursos se vuelven insuficientes si no hay políticas sostenidas en el tiempo. “Tenemos información y sabemos qué hacer, pero sin continuidad el sistema vuelve a fallar”, resumió.

Para la especialista, uno de los principales obstáculos es la desigualdad territorial, que se expresa en diferencias profundas entre provincias, municipios y barrios. “La postal de donde vivís define tus riesgos y tus oportunidades de acceso. No es lo mismo nacer en una ciudad con servicios consolidados que en un paraje donde la ambulancia tarda una hora en llegar”, advirtió. Explica que las distancias, la falta de transporte, la ausencia de agua segura y las dificultades para sacar un turno convierten en críticas situaciones que deberían resolverse con atención primaria.
Sánchez Cabezas también señala el impacto de la fragmentación del sistema sanitario, dividido entre Nación, provincias, municipios, obras sociales y prestadores privados. Según afirma, esa superposición de estructuras complica el funcionamiento cotidiano: “La gente queda atrapada entre ventanillas. Un mismo problema se atiende desde lugares distintos que no se hablan entre sí". Considera que esta desarticulación no solo genera ineficiencia, sino que profundiza la desigualdad.

La especialista se muestra especialmente preocupada por el aumento de enfermedades que antes estaban controladas, como el dengue, la sífilis o la tuberculosis. Aclara que no se trata de fallas técnicas, sino de falta de continuidad y debilitamiento institucional. “El sistema sabe cómo prevenir y tratar estas enfermedades. Lo que falta es inversión, equipos estables y políticas que no se desarmen cada cuatro años”, sostuvo, Sánchez Cabezas, en su charla con este portal.
Su experiencia en distintos niveles del Estado le permite afirmar que en salud no hay soluciones rápidas ni mágicas. “Cada vez que se interrumpe un programa, se recortan recursos o se desarma un equipo, las consecuencias las pagan las comunidades más vulnerables”, señala. Por eso insiste en que la salud pública necesita previsibilidad, financiamiento protegido y una mirada estratégica que trascienda los ciclos políticos.

El trabajo territorial que desarrolla desde Surcos también encamina su lectura sobre las intervenciones sanitarias. Para Sánchez Cabezas, las soluciones deben construirse desde abajo y adaptarse a cada realidad. “Nada funciona si no escuchamos primero qué necesita esa comunidad, cómo vive, qué dificultades tiene y qué recursos ya existen”, dijo la Magister en Gestión y Políticas de salud. En este sentiudo, afirmó que las estrategias exitosas son aquellas que parten del territorio y no las que se intentan “importar” de otros contextos.
Además, remarca la importancia de que las decisiones sanitarias se tomen sobre la base de evidencia científica. “La salud no es opinable. No se puede gestionar con intuiciones ni ocurrencias. Necesitamos datos, epidemiología y profesionales formados”, afirmó, Sanchez Cabezas de manera contundente. En un escenario saturado de información y desinformación, advierte que la comunicación clara se vuelve clave: “Un mensaje mal dado puede poner en riesgo a miles de personas”.
Sánchez Cabezas concluyó con una idea que atraviesa toda su mirada sobre la salud pública: la necesidad de asumirla como una inversión estratégica para el desarrollo del país. “Financiar la salud no es un gasto. Es la base para que haya educación, trabajo y futuro”, señala. Y advierte: “Si no construimos políticas de largo plazo, vamos a seguir discutiendo problemas que hace décadas sabemos cómo resolver”.