La foto actual de la ganadería vacuna exhibe una imagen dinámica, con una demanda internacional fortalecida y se traduce en muy buenos precios a la hora de exportar. En este contexto, la apertura del cupo libre de arancel a Estados Unidos también suma una sonrisa a los industriales.
En el ámbito local, la hacienda de consumo reacomodó sus cotizaciones, que comenzó a superar la barrera de los $4.000 el kilo en pie. A la situación de menor oferta de bovinos, se suma la puja con los exportadores, que al no contar con novillos pesados “bajan” de categoría en los remates y compran categorías de consumo, que luego es llevada a corrales de engorde.
Pero más allá de esta postal puntual, la ganadería argentina sufre -desde hace algo más de una década- un estancamiento productivo, que según explicaron Franco Artusso y Valentino Costamagna, del IERAL de la Fundación Mediterránea, se expresa en niveles de stock, productividad y faena que no muestran avances significativos
En un informe elaborado por los dos economistas, se plantea que el escenario actual - marcado por precios firmes- abre un interrogante sobre la posibilidad de que se inicie un cambio de ciclo.
El documento del IERAL indicó que entre enero y septiembre de 2025, las exportaciones argentinas de carne vacuna y subproductos acumularon 572.000 toneladas y generaron divisas por USD 2.826 millones, lo que representa una caída interanual del 11% en volumen y un incremento del 17% en valor.
Al analizar estos despachos por destino, China sigue a la cabeza, con un 65% de los embarques y el 50% del valor exportado en el período analizado.
El reciente anuncio de Estados Unidos respecto de la ampliación de la cuota arancelaria preferencial para Argentina, constituye -según el IERAL- uno de los elementos más relevantes del contexto externo.
La decisión de pasar de 20.000 a 80.000 toneladas abre una oportunidad para diversificar mercados y en este contexto, Artusso afirmó que “la ampliación de la cuota con Estados Unidos representa un espacio adicional para la carne argentina en un mercado de alto valor”. Sin embargo, advirtió que aún restan precisiones operativas para su implementación.
En el análisis de precios internacionales, el informe del IERAL destacó que los valores de la carne argentina se ubican actualmente cerca de los máximos de 2022.
Costamagna señaló que “los precios externos muestran firmeza, pero por sí solos no alcanzan para asegurar un proceso sostenido de expansión productiva”. El informe consideró que la estabilidad del mercado global continúa siendo un factor determinante para las decisiones de inversión del sector.
En el mercado interno, los precios de la hacienda en octubre se ubicaron entre 15% y 22% por encima de la media de los últimos quince años en valores reales, según la categoría considerada.
Esta evolución se refleja en los registros del Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG), en dónde octubre fue el tercer mejor mes desde 2010 Para los autores del informe, este comportamiento constituye una señal favorable, aunque aún insuficiente para consolidar un cambio de tendencia.
El vencimiento -el pasado 31 de octubre- de la eliminación transitoria de los derechos de exportación dispuesto el 24 de septiembre fue analizado por los autores como un factor de corto plazo.
Costamagna sostuvo que “las medidas transitorias generan respuestas acotadas y no modifican las decisiones estructurales del sector”. En este sentido, planteó que la previsibilidad regulatoria es central para que la actividad pueda planificar inversiones.
Los investigadores del IERAL remarcan que el historial de cambios normativos y restricciones comerciales influyó en las decisiones de largo plazo de los productores. Según el estudio, la actividad requiere condiciones estables para recomponer capital, ajustar cargas y avanzar hacia mejoras de eficiencia.
Por último, concluyeron que el actual escenario de precios, tanto internacionales como locales, genera condiciones más favorables que las observadas en los últimos años.
Sin embargo, los autores aclararon que “los precios altos son una condición necesaria, pero no suficiente para impulsar un despegue definitivo”. De esta manera, concluyeron que el desempeño futuro de la ganadería dependerá de la continuidad y profundidad de las medidas orientadas a mejorar la competitividad y a reducir las limitaciones estructurales que afectan al sector.