La harina de soja es uno de los protagonistas estelares del complejo agroexportador argentino. Se trata de un subproducto que durante décadas se consolidó como la principal exportación nacional y permitió sostener el liderazgo como primer exportador mundial de harina y pellets de soja.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), “la harina de soja ha sido por años el motor del complejo sojero y un componente central del comercio exterior argentino”. Tomando como base el promedio de los envíos entre los años 2019 y2024, la harina de soja representó más del 13% de las exportaciones nacionales.
De acuerdo con la BCR, “en ciertos períodos, como entre 2014 y 2016, la harina de soja llegó a explicar más del 17% de todas las ventas externas del país”. De esta forma, este derivado sojero mantuvo un peso sostenido dentro de la estructura exportadora.

La campaña 2024/25 mostró al principal producto de exportación en un escenario de valores FOB relativamente bajos. La entidad rosarina remarcó que “durante parte de la campaña actual, la harina de soja operó en precios mínimos de más de 15 años”.
En la campaña 2024/25, la harina de soja argentina llegó a más de 64 destinos y si se toma la campaña completa 2023/24, el total ascendió a 68 países. Con 193 países miembros en la Organización de Naciones Unidas, la BCR señaló que “la harina de soja argentina permitió vínculos comerciales con más de un tercio del mundo, alcanzando a más del 35% de los países del planeta”.
A las variaciones de precios y cantidades se sumaron cambios en los destinos de exportación. En los primeros años del siglo, Europa concentraba en promedio el 54% del total exportado de harina y pellets de soja, mientras que Asia recibía el 30%. mientras que África y América explicaban el 10% y 6% respectivamente. Este patrón comenzó a modificarse con el correr de los años.

Tras finalizar la primera década de 2000, Argentina sostuvo el crecimiento en la producción de soja y alcanzó en 2016 su mayor volumen histórico de exportaciones de harina, récord que permanece vigente. Sin embargo, los envíos a Europa alcanzaron su máximo en la campaña 2013/14, con casi 2,6 millones de toneladas. Desde entonces mostraron un descenso hasta ubicarse en 1,4 millones de toneladas en 2023/24.
Mientras Europa reducía su participación, Asia ampliaba su presencia. Para el cierre de la década de 2010, el continente asiático absorbía en promedio el 45% de los embarques, mientras que Europa concentraba el 35%, 19 puntos menos que en la década previa.
La BCR indicó que “el ascenso de Asia en la demanda de harina de soja argentina fue uno de los rasgos más notorios del comercio exterior del complejo sojero”.
Dentro de Europa, la mayor parte del comercio se dirigió a la Unión Europea. España, Italia, Países Bajos, Polonia e Irlanda se ubicaron entre los principales compradores, mientras que el Reino Unido también se consolidó como un demandante relevante por fuera del bloque comunitario.
Los países del Sudeste Asiático ganaron peso durante la década pasada. Vietnam e Indonesia encabezaron las compras, con Malasia como otro destino destacado. No obstante, la participación de esa región se mantuvo estable entre 25% y 30% en los últimos diez años, dejando espacio para otros actores dentro del continente.
El crecimiento más marcado en las compras asiáticas se generó en Medio Oriente. Arabia Saudita, Irán, Jordania y Emiratos Árabes Unidos incrementaron su demanda y explicaron gran parte del avance reciente de Asia en las exportaciones argentinas de harina de soja. Turquía también mostró un incremento sostenido en sus compras.
En África, la participación en las exportaciones de harina y pellets de soja alcanzó en su momento cerca de una de cada diez toneladas enviadas al exterior. Sin embargo, este peso se redujo al nivel más bajo en más de 15 años durante la presente campaña.
Parte de esa pérdida fue compensada por América, especialmente por los países de la Alianza del Pacífico. En este contexto, Colombia, Chile, Ecuador y Perú lograron máximos históricos de importación en la campaña 2023/24.