La discusión por la caja volvió al centro de la política bonaerense. En La Plata, el gobernador Axel Kicillof acelera una ley de financiamiento que le asegure recursos frescos para pagar salarios, sostener la obra pública y evitar un freno en los programas sociales. La Provincia arrastra un déficit que se agravó tras los recortes de Nación y la falta de acuerdos de compensación.
El movimiento no es solo administrativo: también es político. Para aprobar el paquete, Kicillof necesita que la oposición en la Legislatura bonaerense acompañe, incluso aquellos sectores que responden a Milei. El gobernador intenta exponer una contradicción: mientras la Casa Rosada reclama orden fiscal, deja a la Provincia en una situación límite.
🏛 | Los proyectos de Presupuesto y Fiscal e Impositiva 2026 avanzaron hoy en la comisión de Presupuesto de la @HCDiputadosBA.
— Alexis Guerrera (@AlexisGuerrera) November 18, 2025
Financiamiento, en cambio, no logró tener el consenso necesario y quedó pendiente para la próxima reunión que se llevará adelante el martes 25 de…
En el entorno del mandatario reconocen que la relación con Nación atraviesa su peor momento desde el inicio de la gestión libertaria. Las peleas por el Fonid, el Fondo de Fortalecimiento Fiscal y la deuda con IOMA armaron un mapa de conflicto permanente. La ley de financiamiento se convierte ahora en la prueba del fuego para medir quién se hace cargo de la crisis.
A la vez, Kicillof busca mostrarse como el defensor de los bonaerenses. En su discurso público insiste en que no permitirá que la “motosierra” se lleve puesta a Buenos Aires, la provincia más grande y poblada del país. El gobernador apuesta a capitalizar políticamente el malestar social que generan los recortes nacionales.
El final del año legislativo llega con desafío mayúsculo: sin respaldo opositor, la Provincia quedará frente a un escenario de recortes internos y atraso en pagos sensibles. Con el tablero en máxima tensión, la pregunta que se hace toda la política es quién cederá primero: la oposición que reclama austeridad, o un Kicillof decidido a blindar la caja para no pagar el costo del ajuste de Milei.