Mariano Cúneo Libarona continuará al frente del Ministerio de Justicia, pese a haber anunciado públicamente su intención de renunciar. El abogado regresó esta semana a la Jefatura de Gabinete -tras una breve licencia por una operación de rodilla- para reunirse con Manuel Adorni y repasar la agenda urgente de su cartera.
La marcha atrás sorprendió incluso dentro del oficialismo. Tras la salida de Gerardo Werthein de la Cancillería, Cúneo Libarona había confirmado que evaluaba dar un paso al costado por razones personales. Pero, según trascendió, Javier Milei lo instruyó a permanecer en funciones “hasta nuevo aviso”.
“Me voy muy feliz. Dejé la vida en la gestión. Más que por la salud, es por recuperar mis afectos. De acá en adelante voy a ayudar gratis en lo que el Gobierno precise”, había dicho en la previa de las elecciones legislativas del 26 de octubre. Sin embargo, el resultado electoral y la reconfiguración del gabinete modificaron el escenario. “Pensó que era una buena idea irse antes de las elecciones. Se equivocó”, ironizan desde la mesa chica libertaria.
En los pasillos oficiales aseguran que su continuidad tiene una explicación que excede la gestión personal del ministro: la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, busca evitar que el secretario de Justicia, Sebastián Amerio -un hombre de extrema confianza de Santiago Caputo- ascienda al mando del área en pleno reordenamiento interno.
Por ahora, el ministro tiene garantizada su permanencia al menos hasta marzo. “Se va a ir cuando lo autoricemos. Antes no”, afirman desde el entorno.
El zigzag de Cúneo Libarona, que pasó de la renuncia anticipada al regreso obligado, reavivó la disputa silenciosa por el control del Ministerio de Justicia, un territorio que quedó en el centro del nuevo tablero de poder libertario.