La política comercial de la Unión Europea transita un momento de contrastes marcados, donde América Latina vuelve a ocupar un rol central. El acuerdo con Mercosur, cerrado técnicamente tras décadas de negociación, permanece detenido por las objeciones francesas en torno a estándares ambientales y competencia agrícola. En paralelo, la modernización del pacto con México se reactivó con fuerza, alentada por la necesidad europea de diversificar socios y reducir vulnerabilidades externas.
La presión francesa exige que las importaciones desde Mercosur cumplan cláusulas espejo, salvaguardas rápidas y controles estrictos, condiciones que han tensado la discusión interna en Bruselas. Mientras tanto, el entendimiento con México avanza como un expediente más estable políticamente, gracias a un equilibrio mayor entre acceso a mercados, servicios, compras públicas e integración industrial. La diferencia de tracción entre ambos acuerdos revela conflictos estructurales dentro de la UE.
La resistencia europea frente al pacto con Mercosur se concentra en sectores como carne bovina, pollo y azúcar, percibidos como vulnerables ante la entrada de volúmenes competitivos desde Sudamérica. Francia sostiene que sin garantías regulatorias equivalentes existe un riesgo real de desplazamiento productivo y pérdida de márgenes para los agricultores europeos. Este frente interno convirtió al acuerdo en un punto de fricción que difícilmente se resolverá a corto plazo.
Por contraste, la negociación con México ganó impulso tras ajustes en energía, automoción y acceso agroindustrial, articulando un reparto de beneficios más claro para ambas partes. La UE obtiene ventajas en servicios e indicaciones geográficas, mientras México amplía su margen en exportaciones y en la integración a cadenas de valor europeas. La menor resistencia social permite un avance político sostenido y con expectativas de cierre.
#MercosurMondays
— BUSINESSEUROPE (@BusinessEurope) November 17, 2025
The #EUMercosur agreement will strengthen Europe’s access to critical raw materials, essential for the green and digital transitions.
A stable, predictable partnership with key Mercosur producers will benefit businesses on both continents.#EUMercosutNow pic.twitter.com/dzpKe10Yb3
La divergencia entre ambos acuerdos refleja una tendencia creciente dentro de la UE: avanzar solo con tratados que no activen conflictos intensos en sectores productivos sensibles. En esta lógica, México se consolida como el modelo de apertura posible, donde los acuerdos se diseñan con gradualidad regulatoria y costos internos más moderados.
Mercosur agreement should be signed before the end of this year, according to the EU 🇪🇺
— NXT EU (@NXT4EU) October 28, 2025
Boosting trade with South-American partners is of key importance to reduce our reliance on the US.
It would create a free trade area covering over 800 million people. pic.twitter.com/McmIYcck7U
Para Sudamérica, el bloqueo persistente del pacto con Mercosur proyecta una señal ambigua sobre la prioridad estratégica que Europa otorga a la región. En un entorno global marcado por la competencia entre China y Estados Unidos, el retraso europeo puede traducirse en una pérdida de influencia. El contraste con México muestra que la política comercial del bloque responde tanto a su geoeconomía como a su equilibrio doméstico.