Los más de 47.000 casos sospechosos de dengue o chikunguña confirmados por Cuba detonaron una alarma sanitaria que trasciende sus fronteras. La magnitud del brote, agravada por la falta de insumos diagnósticos y la saturación hospitalaria, revela un escenario donde el subregistro es la norma y donde los cuadros graves aumentan con rapidez. Este repunte reafirma una tendencia que la isla venía arrastrando desde meses atrás y que ahora adquiere una dimensión inédita.
Al mismo tiempo, el deterioro estructural del sistema de salud cubano condiciona la capacidad de respuesta frente a enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes. La escasez de reactivos, la limitada fumigación y la demora en la vigilancia epidemiológica son factores que amplifican la circulación viral. En este contexto, la confirmación de menores en estado crítico subraya la fragilidad del escenario y anticipa un aumento de complicaciones.
La situación cubana no ocurre en aislamiento: Sudamérica también enfrenta brotes intensos de arbovirosis, con más de 200.000 casos sospechosos de chikunguña registrados en 2025 y cifras históricas de dengue. Países como Brasil, Argentina y Colombia han visto superar sus promedios anuales, impulsados por condiciones climáticas favorables al mosquito y servicios de control vectorial que resultan insuficientes. Este cuadro regional establece una dinámica donde los picos epidémicos se refuerzan mutuamente.
A ello se suma que los cambios ambientales y la urbanización acelerada generan escenarios permanentes de riesgo. La presencia simultánea de dengue y chikunguña dificulta el diagnóstico clínico y presiona a los sistemas de salud, que deben responder a síntomas similares con recursos limitados. La experiencia sudamericana muestra cómo la vigilancia fragmentada favorece la expansión silenciosa del virus y demora la adopción de medidas efectivas.
🩺🇨🇺‼️ | ALERTA — Cuba enfrenta una epidemia explosiva de dengue y chikungunya, con el propio régimen admitiendo que hasta el 30% de la población podría estar infectada en medio del colapso sanitario, la falta de fumigación y la escasez de medicamentos.
— UHN Plus — Salud (@UHN_Plus_Salud) November 18, 2025
La situación es tan… pic.twitter.com/aSTI1IFt3X
El repunte en Cuba y el ascenso regional comparten un factor determinante: la debilidad en las infraestructuras de salud pública. Aunque las causas de fondo varían entre países, la combinación de crisis económicas, clima extremo y capacidades reducidas de control vectorial crea un terreno fértil para nuevos brotes. La región enfrenta el desafío de sostener campañas continuas y de reconstruir mecanismos de alerta temprana que han demostrado ser insuficientes.

Mirada estratégica La convergencia de brotes evidencia que ningún país puede enfrentar estas enfermedades de manera aislada. Cuba, como varios vecinos, requerirá cooperación regional, actualización de protocolos y fortalecimiento de su red epidemiológica. Si la tendencia actual continúa, la región podría enfrentar ciclos cada vez más intensos, donde el costo sanitario y económico será mayor que el de invertir en prevención coordinada.