16/12/2025 - Edición Nº1043

Internacionales

Tensión judicial europea

Crece la presión sobre Europa tras la extradición del ucraniano vinculado a Nord Stream

21/11/2025 | La entrega aprobada por Italia reabre el debate sobre el mayor sabotaje energético del continente.



La decisión de Italia de autorizar la extradición a Alemania de un exoficial ucraniano sospechado de participar en el sabotaje de los gasoductos Nord Stream vuelve a poner el caso en el centro de la agenda europea, más de tres años después de las explosiones que alteraron la seguridad energética del continente. Aunque el fallo se conoció esta semana, sus efectos políticos y jurídicos empiezan recién ahora.

El acusado, Serhii K., permanecerá bajo custodia hasta que se concrete su traslado a Alemania, donde enfrentará cargos por conspiración para provocar explosiones y destrucción de infraestructura crítica. Su defensa insiste en que no existen pruebas directas que lo vinculen a la operación y confían en su absolución, pero el avance del proceso abre una nueva fase en una investigación marcada por silencios oficiales y disputas diplomáticas.


Recorrido submarino de los gasoductos Nord Stream, la infraestructura que fue dañada por explosiones en 2022 y que abastecía gran parte del gas ruso hacia Europa.

Los gasoductos Nord Stream 1 y 2 eran dos vastas infraestructuras submarinas construidas para transportar gas ruso directamente a Alemania a través del mar Báltico. Con más de 1.200 kilómetros de extensión, fueron concebidos como un símbolo de cooperación energética entre Moscú y Europa, y llegaron a convertirse en una de las rutas de abastecimiento más importantes del continente. Antes de la guerra en Ucrania, la Unión Europea dependía en gran medida de estos flujos, lo que generó debates sobre la vulnerabilidad estratégica y la influencia política que Rusia podía ejercer gracias a esa interconexión energética.

Las detonaciones de septiembre de 2022 dañaron gravemente ambos gasoductos cerca de la isla danesa de Bornholm, un episodio que Moscú y varias capitales occidentales describieron de inmediato como un acto deliberado. Más allá de las responsabilidades todavía no esclarecidas, el ataque marcó un punto de quiebre: aceleró la búsqueda de proveedores alternativos, obligó a reconfigurar el mapa energético europeo y evidenció la fragilidad de las infraestructuras críticas bajo aguas internacionales.

El contraste entre Italia y Polonia -que el mes pasado rechazó entregar a otro sospechoso ucraniano solicitado por Alemania y ordenó su liberación inmediata- expone la falta de una posición unificada dentro de la Unión Europea. Mientras Berlín insiste en avanzar sobre la pista ucraniana, otros gobiernos subrayan que no existen conclusiones firmes y que la investigación sigue abierta.


La isla danesa de Bornholm, ubicada cerca del área donde se registraron las detonaciones submarinas que dañaron los gasoductos.

Durante su detención, Serhii K. fue alojado en una prisión de alta seguridad en Italia y llegó a protagonizar una huelga de hambre para denunciar lo que calificó como condiciones abusivas y una alimentación inadecuada. Su traslado a Alemania, cuando se concrete, podría aportar nuevos elementos al expediente o, como señalan algunos analistas, prolongar la incertidumbre en un caso que sigue rodeado de interrogantes técnicos, políticos y estratégicos.

Lejos de cerrar una etapa, la extradición aprobada en Roma reabre un expediente que Europa aún no logra descifrar y que sigue teniendo impacto en la seguridad energética y en la tensión geopolítica del continente.