Mauricio Macri volvió sobre uno de los momentos más dolorosos de su vida para explicar el origen de la relación ambigua, afectuosa y conflictiva que mantuvo con su padre. En un fragmento de Franco, su reciente libro dedicado íntegramente a la figura de Franco Macri, el exmandatario recuerda los catorce días de su secuestro y el comportamiento “impecable”, según sus palabras, de su progenitor. Acompañó el pasaje con una foto en blanco y negro publicada en redes sociales, donde aparecen ambos abrazados tras la liberación. “En el momento de mi liberación me encontré con el enorme amor de mi padre, correspondido por el mío hacia él”, escribe. Pero allí, afirma, comenzó también “la etapa más difícil” entre ellos.
En las 224 páginas del libro, Macri reconstruye la vida del empresario italiano que llegó sin nada a la Argentina y que terminó liderando uno de los grupos económicos más importantes del país. Lo presenta como un hombre brillante y a la vez contradictorio, capaz de grandes gestos y también de ejercer una presión emocional que lo marcó de por vida. Ese “agujero emocional”, como lo define, atraviesa todos los recuerdos y se vuelve central al momento de evocar su secuestro de 1991, cuando fue interceptado en Palermo, encapuchado, golpeado y encerrado en un ataúd por la llamada “Banda de los Comisarios”, un grupo de policías federales que terminó condenado a prisión perpetua.
El texto detalla cómo Franco Macri encabezó personalmente las negociaciones para el rescate, que incluyeron la intervención de Nicolás Caputo como figura clave. Para el expresidente, aquel episodio alteró definitivamente la dinámica entre ambos: la tensión entre la admiración y el reproche, entre la protección paterna y la sensación de asfixia, quedó expuesta de manera irreversible.
Con Franco, Macri completa una trilogía que inició con Primer Tiempo (2021) y continuó con Para qué (2022). A diferencia de esos libros, centrados en su gestión y en su visión política, esta nueva obra se adentra en su intimidad familiar y en la relación que, según confiesa, fue la más determinante -y también la más difícil- de toda su vida.
GZ