¿Sabías que hoy se celebra el Día de la Palabra? Descubrí su historia

El Día Internacional de la Palabra se celebra cada 23 de noviembre y nació como una iniciativa de la Fundación César Egido Serrano de España, que en 2011 propuso dedicar una fecha global a ese invento humano tan simple y tan poderoso: la palabra. La idea era casi un manifiesto diplomático disfrazado de efeméride cultural. Apostaba -y sigue apostando- a que la comunicación, el diálogo y la cultura pueden ser herramientas más eficaces que cualquier tratado frío para desactivar conflictos.

El fin de la violencia por medio del diálogo

La jornada apunta a reinstalar algo elemental: la palabra hablada, escrita o cantada es un puente. No necesita armas ni uniformes. En su origen, la fundación impulsó concursos literarios en múltiples idiomas para mostrar que más allá de las diferencias políticas o culturales, las sociedades pueden reconocerse en la narrativa del otro. Figuras influyentes de la literatura y la diplomacia apoyaron la iniciativa, entre ellos escritores como Mario Vargas Llosa, Isabel Allende y el argentino Tomás Eloy Martínez, quienes subrayaron en distintas ocasiones cómo el lenguaje permite traducir un conflicto en entendimiento, aunque sea frágil.

En su espíritu más amplio, el día celebra la capacidad humana de crear mundos con sonidos y grafías. Las lenguas originarias americanas suelen aparecer en los homenajes porque representan una forma de resistencia cultural que depende, justamente, de mantener viva la palabra. También se recuerda al lingüista Ferdinand de Saussure, figura clave para entender cómo significamos el mundo, y a Gabriel García Márquez, que describía al lenguaje como “la herramienta más poderosa del ser humano, siempre que se use para acercar y no para herir”.

Datos curiosos

Un detalle jugoso: el Día Internacional de la Palabra está asociado al Museo de la Palabra en Quero, un pequeño pueblo de Toledo, donde se resguardan textos en decenas de idiomas como testimonio de un deseo global de comunicarse.

Además, según la UNESCO, cada dos semanas desaparece una lengua en el planeta, lo que vuelve esta efeméride casi un recordatorio urgente de lo que estamos perdiendo en silencio.

Celebrar la palabra es, en el fondo, lo que nos hace humanos: la capacidad de contar lo que sentimos, lo que tememos, lo que soñamos. Y en tiempos de ruido, polarización y gritos digitales, recuperar su valor es un pequeño acto de resistencia civilizada que abre la puerta a conversaciones más largas, más complejas y más humanas.