La Libertad Avanza continúa moviendo fichas en la Cámara de Diputados con un objetivo claro: engrosar su bancada para competir por la primera minoría a partir del 10 de diciembre. La última incorporación fue decisiva. Tres legisladores de la Liga del Interior -Mariano Campero (Tucumán), Luis Picat (Córdoba) y Federico Tournier (Corrientes)- oficializaron su pase al bloque libertario, todos con mandato vigente hasta 2027.
El trío, apodado “radicales con peluca” tras respaldar los primeros vetos de Javier Milei, llegó a LLA en un contexto en el que su espacio original quedó debilitado por vencimientos de mandato y movimientos hacia el Senado. Con ellos, la bancada violeta asciende a 91 miembros, un número que entusiasma al oficialismo porque lo acerca al peronismo, que retiene -por ahora- 96 escaños.
La chance de seguir sumando referentes del PRO al bloque libertario parece agotarse ante la resistencia partidaria a fusionar ambas estructuras. Sin embargo, aún queda por resolverse el caso de la santafesina Verónica Razzini, que mantiene un monobloque propio desde que abandonó el macrismo a mediados de año. Su destino es objeto de disputa entre el PRO y LLA y podría alterar el equilibrio en la recta final.
En la Casa Rosada reconocen que la ventana para sumar nuevos nombres es cada vez más angosta. “Quedan átomos sueltos, pero no mucho más”, admiten en despachos oficialistas. En paralelo, señalan que el número final de bancas del peronismo podría modificarse si se producen movimientos internos en algunas provincias.
El oficialismo lanzó una ofensiva política hacia gobernadores con llegada directa a legisladores nacionales. Con el arribo de Diego Santilli al Ministerio del Interior, la estrategia apunta a ampliar el diálogo con mandatarios peronistas moderados. En particular, el gobierno mira a Raúl Jalil (Catamarca) y, en menor medida, a Gerardo Zamora (Santiago del Estero), con la expectativa de que ambos tomen distancia del kirchnerismo duro.
El peso legislativo de esos distritos es significativo. Catamarca aporta cuatro diputados al bloque de Unión por la Patria, aunque uno de sus pilares, Silvana Ginocchio, dejará su banca. Santiago del Estero suma siete escaños. Una fractura en cualquiera de estas representaciones podría redefinir la primera minoría, tal como ocurrió con el viraje del tucumano Osvaldo Jaldo hacia el oficialismo.
El reparto de lugares en comisiones es otro capítulo de la disputa. A fines de 2023, cuando Martín Menem asumió la presidencia de la Cámara, Unión por la Patria propuso aplicar el sistema D’Hondt para asignar los cupos, replicando el criterio utilizado en elecciones y que había sido instaurado en tiempos del massismo.
Los bloques dialoguistas avalaron la idea con una salvedad: permitir “flexibilidad” en comisiones sensibles, dejando al presidente del cuerpo la facultad de definir proporciones según el peso político de cada bancada. Para sorpresa general, LLA acompañó la postura peronista dado su propio escenario de debilidad numérica.
Hoy, con un bloque libertario más robusto y la posibilidad concreta de disputar la primera minoría, la incógnita es si el oficialismo seguirá sosteniendo el D’Hondt o impulsará un criterio más favorable a sus intereses.
La pelea por la primera minoría no solo impacta en el reparto de comisiones, sino también en el funcionamiento político de la Cámara. Para el oficialismo, alcanzar ese lugar significaría ampliar su capacidad de negociación y condicionamiento sobre el resto de los bloques. Para el peronismo, cualquier fuga provincial podría traducirse en una pérdida de peso que compliquen su protagonismo legislativo.
Con un escenario abierto y negociaciones en marcha, la definición se perfila como uno de los primeros grandes movimientos de la Cámara baja en la antesala del nuevo período parlamentario.
GZ