26/11/2025 - Edición Nº1023

Internacionales

Tensión cívica

¡Inédito! ¿Qué sucedió en el desfile del 20 de noviembre en CDMX?

23/11/2025 | El nuevo recorrido militar y la movilización juvenil coinciden en tiempo y espacio, obligando a replantear seguridad, vialidad y simbolismos urbanos.



El desfile del 20 de noviembre de este año llegó marcado por un giro poco habitual: la reducción de su recorrido tradicional y su confinamiento a un circuito más corto en el primer cuadro de la Ciudad de México. Las autoridades decidieron este ajuste ante la expectativa de una concurrencia masiva y la prioridad de evitar choques en una jornada simbólicamente cargada. Con un inicio programado a las 10:00, el evento militar se propuso mantener el orden en un entorno donde la movilidad peatonal y vehicular estaría sometida a presiones excepcionales.

La coincidencia con la marcha de la Generación Z, convocada para apenas una hora después y con destino también al Zócalo, configuró un escenario urbano de superposición inédita. A diferencia de otros años, en los que la circulación capitalina podía reorganizarse a partir del itinerario del desfile, en esta ocasión la presencia de miles de jóvenes trazó una dinámica paralela que obligó a reformular cierres viales, desvíos del transporte público y esquemas de vigilancia. Ambos procesos movilizaron a la ciudad desde lógicas distintas, pero colindantes.

Ciudad de México


Ciudad de México es la densamente poblada capital de México que se encuentra a gran altura. Es famosa por su Templo Mayor (un templo azteca del siglo XIII), la Catedral Metropolitana de México, de estilo barroco, de los conquistadores españoles y el Palacio Nacional, que alberga murales históricos de Diego Rivera. 

Dos fuerzas 

La reorganización del centro capitalino quedó atravesada por esta doble ocupación del espacio público. El desfile, con su ruta desde el Zócalo hacia el Monumento a la Revolución, pretendía mantener un flujo continuo y previsible; la marcha juvenil, en cambio, avanzó desde el Ángel por Reforma, Juárez y Eje Central, dibujando un corredor de alta densidad donde la concentración social adquirió un tono reivindicativo. Esta simultaneidad obligó a desplegar operativos que equilibraran seguridad, movilidad y control preventivo, sin apagar ninguna de las dos expresiones.

La administración capitalina enfrentó así una prueba logística y simbólica: armonizar una ceremonia estatal de larga tradición con una movilización que expresa el descontento político de una generación digitalizada. En términos operativos, el reto consistió en administrar dos flujos masivos y divergentes, procurando evitar puntos de fricción. En términos simbólicos, la convivencia de estos eventos proyectó la tensión entre la narrativa oficial de la conmemoración histórica y la demanda juvenil por visibilidad y reforma institucional.

Tensión en México

La superposición de ambos actos evidenció que la Ciudad de México se ha convertido en un escenario donde las lógicas cívico‑militares conviven con expresiones sociales de creciente protagonismo. El reajuste de ruta del desfile habla de un Estado consciente de que el espacio urbano ya no es exclusivamente suyo durante las fechas patrias. Para la marcha, en cambio, compartir ese calendario reforzó su capacidad de disputar la centralidad política del día sin buscar reemplazar su significado.

De cara al futuro, esta doble ocupación plantea interrogantes sobre la gobernanza del espacio público en jornadas conmemorativas. La coexistencia entre un rito institucional y una protesta juvenil puede anticipar una nueva normalidad donde el Estado y la ciudadanía negocian, en tiempo real, la forma en que memoria histórica y movilización social se integran en la vida urbana. Para la CDMX, el 20 de noviembre de 2025 funcionó como ensayo general de esa convivencia.