Las revelaciones sobre la inminente nueva fase de operaciones de Estados Unidos sobre Venezuela exponen un punto de inflexión para el régimen de Nicolás Maduro. Washington evalúa medidas encubiertas, movimientos militares y una reconfiguración estratégica en el Caribe que sitúan al gobierno venezolano en su momento de mayor vulnerabilidad internacional desde 2019. La presencia de un portaaviones, aeronaves F-35 y un submarino nuclear marca una señal inequívoca: la Casa Blanca está dispuesta a elevar la presión a niveles inéditos.
Para el chavismo, este giro ocurre en un contexto de debilidad interna, con instituciones erosionadas, denuncias de violaciones sistemáticas de derechos humanos y un aparato militar que ha perdido cohesión. La narrativa oficial intenta atribuir la tensión a un supuesto avance del "imperialismo", pero el deterioro económico, la caída petrolera y la pérdida de legitimidad regional reducen la capacidad de Maduro para maniobrar diplomáticamente. En simultáneo, la advertencia de la FAA y la cancelación de vuelos comerciales refuerzan la imagen de un país que se vuelve cada vez más riesgoso para la comunidad internacional.
La decisión de designar al Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera representa uno de los golpes más severos contra el círculo militar que sostiene a Maduro. Esta clasificación abre una serie de herramientas legales que permitirían desde sanciones ampliadas hasta operaciones dirigidas, al colocar a altos mandos venezolanos en una categoría similar a la de grupos armados internacionales. Para Washington, la alianza entre narcotráfico y estructuras estatales venezolanas constituye una amenaza hemisférica que ya no puede ser contenida solo con medidas diplomáticas.
La acumulación de activos militares estadounidenses en el Caribe, incluyendo la llegada del USS Gerald R. Ford el 16 de noviembre, envía un mensaje directo: la administración Trump está dispuesta a explorar opciones que van más allá de la presión convencional. Según fuentes citadas por Reuters, incluso un escenario de intento de derrocamiento está contemplado entre las alternativas en evaluación. Aunque no existe confirmación de una orden final, la escala del operativo sugiere que la fase preparatoria ya está en marcha.
Aumentan considerablemente las apuestas a favor de que EEUU realice una operación militar en Venezuela este año. pic.twitter.com/jAJzJbVtwM
— Orlando Avendaño (@OrlvndoA) November 23, 2025
El discurso de Caracas, que promete una "resistencia prolongada" con estructuras guerrilleras distribuidas en más de 280 puntos del país, revela más debilidad que fortaleza. La apuesta a una defensa asimétrica indica que el régimen reconoce su incapacidad de enfrentar una confrontación convencional, y que su supervivencia depende de prolongar el conflicto y elevar los costos para cualquier actor externo. Sin embargo, este enfoque también transmite a la región el riesgo de que Venezuela se convierta en un escenario prolongado de inestabilidad y violencia.
#URGENTE | Reuters:
— Orlando Avendaño (@OrlvndoA) November 22, 2025
EEUU empezará en los próximos días la nueva fase de operaciones contra la tiranía de Nicolás Maduro en Venezuela.
No se saben los detalles de qué implica la nueva fase, ni fechas ni si Trump ya tomó una decisión final. pic.twitter.com/qBGL1oFLDd
La combinación de aislamiento diplomático, presión militar y un deterioro institucional acelerado deja a Maduro con capacidad de acción limitada. Para la comunidad internacional, el mensaje es claro: Venezuela enfrenta un punto de quiebre donde el sostén del régimen depende, más que nunca, de la cohesión interna del chavismo y del respaldo de aliados extrarregionales. Mientras Washington avanza hacia una estrategia más agresiva, Caracas se atrinchera en un discurso que ya no logra disimular su creciente fragilidad.