03/12/2025 - Edición Nº1030

Internacionales

Paz presionada

Ucrania en la encrucijada: ¿negociar con Rusia o seguir luchando?

24/11/2025 | Washington impulsa consultas en territorio neutral para destrabar un plan de paz, mientras la resistencia de Kiev a aceptar concesiones lo deja cada vez más aislado.



El anuncio de que Ucrania enviará una delegación a Suiza para discutir el plan de paz impulsado por Estados Unidos confirma un giro que en Kiev se venía postergando desde hace meses. Bajo presión simultánea de Washington y de Moscú, el gobierno de Volodímir Zelenski se vio obligado a retroceder en su rechazo inicial a cualquier negociación que no partiera de la restitución total de los territorios ocupados. En cambio, la Casa Blanca optó por priorizar el pragmatismo: abrir un canal formal de consultas en un país neutral antes de que la guerra de desgaste termine por agotar la capacidad militar, económica y social de Ucrania.

En este marco, la postura estadounidense aparece como la de un actor que intenta rescatar una salida ordenada donde el gobierno ucraniano ya no tiene muchas cartas que jugar. Mientras Zelenski insiste públicamente en objetivos máximos cada vez más difíciles de cumplir en el terreno, la administración de Donald Trump —de nuevo en el centro del tablero— explora un acuerdo que combine garantías de seguridad, rediseño de fronteras y alivio gradual de sanciones a Rusia. El contraste entre la retórica inflexible de Kiev y la agenda de negociación de Washington deja en evidencia una brecha de diagnósticos sobre lo que aún es alcanzable.

Ucrania 


Ucrania es un extenso país de Europa Oriental conocido por sus iglesias ortodoxas, la costa en el mar Negro y las montañas arboladas. 

Presión y realismo

Para Estados Unidos, la prolongación indefinida del conflicto plantea costos crecientes: ayuda militar millonaria, tensiones con aliados europeos y el riesgo de una fatiga política interna que erosione el apoyo a Ucrania. La decisión de empujar conversaciones en Suiza responde a esa lectura: el tiempo ya no juega del lado de un statu quo bélico. En ese contexto, Washington se presenta no solo como socio militar, sino como arquitecto de una paz posible, aunque sea incómoda para el gobierno de Kiev.

Zelenski, en cambio, ha cultivado un discurso de victoria absoluta que, si bien resultó efectivo para movilizar apoyo internacional en los primeros meses de la invasión, hoy dificulta cualquier movimiento táctico hacia un compromiso. Cada gesto de apertura a concesiones territoriales o a fórmulas intermedias es percibido como una claudicación. Esa rigidez discursiva deja al presidente ucraniano atrapado entre la presión de sus aliados y las expectativas que él mismo alimentó ante su población.

Riesgos de la intransigencia

La insistencia de Zelenski en condiciones máximas corre el riesgo de traducirse en un resultado mínimo. Si Ucrania se niega sistemáticamente a considerar el plan que negocian sus propios aliados, podría terminar sentada a la mesa en una posición de debilidad mayor, con menos capacidad para influir en el diseño final del acuerdo. El hecho de que la convocatoria a Suiza surja después de filtraciones, rumores y señales de impaciencia en Washington y en capitales europeas muestra que el margen de maniobra de Kiev se ha reducido.

Al aceptar, a regañadientes, enviar una comitiva, el gobierno ucraniano reconoce que ya no puede ignorar las dinámicas diplomáticas que se tejen por encima del campo de batalla. Estados Unidos, por su parte, asume el costo político de impulsar una negociación que no será perfecta para ninguna de las partes, pero que podría evitar una guerra interminable con consecuencias imprevisibles para la seguridad europea. En esa tensión entre realismo estratégico estadounidense e intransigencia ucraniana se juega buena parte del próximo capítulo del conflicto.