La irrupción de un dato en apariencia menor —dos ingresos sin horario de salida registrado a la Quinta de Olivos— terminó convirtiéndose en una pieza central para comprender por qué los dos escándalos más sensibles del Gobierno volvieron a encender alarmas políticas al mismo tiempo. El informe final de la comisión investigadora de la criptomoneda LIBRA no solo reconstruyó la trama del token que estalló en febrero: también detectó movimientos del ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, cuya situación judicial por presuntas coimas ya había golpeado con fuerza a la administración Milei.
Maximiliano Ferraro, diputado de la Coalición Cívica y presidente de la comisión, difundió este domingo datos oficiales incluidos en el documento final. Allí consta que el 10 de noviembre del año pasado Spagnuolo ingresó a Olivos a las 18:46, mientras que Mauricio Novelli —organizador de Tech Forum y otro de los involucrados en la trama de LIBRA— lo hizo a las 18:38. Ninguno de los dos tiene registrada la salida.
“No consta salida. Esa noche, quienes luego aparecen en las investigaciones de LIBRA y ANDIS habrían compartido mesa con el Presidente”, afirmó Ferraro, citando la página 200 del informe. El dato, de evidente carga política, conecta por primera vez dos expedientes distintos pero atravesados por una misma sospecha: la presencia de un entramado de influencias y accesos en el entorno oficial.
Spagnuolo había intentado desmarcarse días atrás, cuando declaró ante la Justicia y negó haber recibido coimas durante su gestión en la ANDIS. Sin embargo, la revelación de sus movimientos en Olivos lo vuelve a situar en un lugar incómodo, no solo por su causa específica, sino por su cercanía con uno de los núcleos que —según el Congreso— permitió que la estafa de LIBRA alcanzara a miles de pequeños inversores.
El informe concluyó que la promoción que hizo Javier Milei desde una cuenta oficial fue “condición necesaria” para que la maniobra prosperara, e instó al Parlamento a evaluar un eventual “mal desempeño” del mandatario. En paralelo, la causa ANDIS avanza y la oposición ve en el cruce de nombres un patrón que se repite: un ecosistema que funciona como plataforma para los episodios más escandalosos de la gestión.
Mientras el oficialismo descarta cualquier vínculo y habla de “asociaciones forzadas”, la simultaneidad de ambos casos vuelve a concentrar la atención pública. LIBRA y ANDIS, lejos de ser episodios aislados, empiezan a mostrar las costuras de un mismo problema político para el Gobierno.