26/11/2025 - Edición Nº1023

Internacionales

Realismo regional

Suspenden vuelos a Venezuela por acción de Donald Trump: ¿un nuevo golpe a su ya frágil economía?

24/11/2025 | La alerta estadounidense y el retiro de aerolíneas generan costos concretos que reflejan una correlación de fuerzas desfavorable para Caracas.



La decisión de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por su sigla en inglés) de advertir sobre una “situación potencialmente peligrosa” en el espacio aéreo venezolano desencadenó un efecto inmediato: varias aerolíneas internacionales suspendieron sus rutas hacia el país caribeño. Aunque el episodio pueda interpretarse como una medida técnica de seguridad, su trasfondo revela una lectura más amplia desde el realismo político: los cielos también funcionan como escenarios donde se proyecta poder, se emiten señales y se trazan límites. En este caso, la correlación de fuerzas terminó por aislar aún más a Venezuela en un momento de creciente tensión regional.

El retiro de Iberia, TAP, Avianca, Gol, LATAM y Caribbean Airlines implica un impacto directo sobre la conectividad internacional de Venezuela, pero también envía un mensaje estructural: cuando los costos reputacionales y operativos superan los beneficios, las empresas ajustan su comportamiento según el riesgo percibido. Desde una perspectiva realista, el mercado aéreo no se comporta como un espacio neutro, sino como un termómetro de estabilidad política y militar. La advertencia de la FAA funcionó como catalizador, acelerando decisiones que ya venían incubándose ante la creciente militarización y las interferencias en sistemas de navegación.

Caracas


Caracas, la capital de Venezuela, es un centro comercial y cultural ubicado en un valle montañoso del norte. El líder de la independencia Simón Bolívar está enterrado en el Panteón Nacional de Venezuela, establecido en el siglo XIX en el casco antiguo de la ciudad. La Catedral de Caracas, un lugar emblemático de la arquitectura romanesca, data del siglo XVII. Las torres gemelas de 225 de altura en el Parque Central son el símbolo del perfil de la ciudad.

Reacomodamiento estratégico

El Caribe vive un reordenamiento de poder donde Estados Unidos reafirma su papel como garante de la seguridad aérea y marítima. La alerta emitida refleja un mecanismo clásico de disuasión: limitar la capacidad del adversario -en este caso, el gobierno venezolano- para utilizar el espacio aéreo como plataforma de influencia o como escudo frente a presiones militares. Caracas, que ha buscado proyectar fortaleza mediante ejercicios, sobrevuelos y movimientos coordinados con aliados extrarregionales, enfrenta ahora un costo tangible: perder tráfico comercial y aumentar su aislamiento.

Este reacomodamiento también muestra cómo las potencias utilizan herramientas no bélicas -advertencias regulatorias, normas técnicas y recomendaciones de seguridad- para producir efectos geopolíticos que antes requerían acciones militares directas. La FAA, sin disparar un solo proyectil, logró modificar el comportamiento de múltiples actores privados y reducir la exposición internacional hacia el territorio venezolano. Es un ejemplo de poder estructural que opera por encima de la diplomacia tradicional.

Costos y límites para Caracas

Para Venezuela, el episodio confirma una vulnerabilidad crónica: su capacidad para influir en decisiones de actores externos es limitada, y su margen para revertir la medida, prácticamente nulo. En términos realistas, el Estado que no controla la percepción de riesgo que proyecta hacia terceros pierde grados de libertad en su política exterior. La suspensión de vuelos amplía el aislamiento económico, dificulta la entrada de divisas y agrava la dependencia de rutas alternativas menos seguras o más costosas.

La respuesta del gobierno venezolano -que suele atribuir estos eventos a conspiraciones externas- no modifica el cuadro general: los actores internacionales responden a incentivos materiales, no a narrativas. Mientras Estados Unidos marque el estándar técnico y las aerolíneas calculen riesgos, Caracas seguirá enfrentando un entorno restringido donde su poder efectivo es menor que su retórica. El incidente no solo reduce su conectividad: también muestra que, en el tablero del Caribe, los equilibrios de poder siguen inclinándose hacia Washington.