La discusión por el financiamiento bonaerense entró en fase crítica. Este martes, la Comisión de Presupuesto e Impuestos vuelve a tratar el proyecto enviado por Axel Kicillof, que concentra el punto más delicado de su agenda: la autorización para endeudarse por más de USD 3.000 millones. Aunque el oficialismo ya logró dictamen para el Presupuesto 2026 y la Ley Impositiva, el endeudamiento sigue bloqueado y obliga al gobernador a una rosca acelerada para conseguir los votos que no tiene.
El paquete financiero incluye dos préstamos -por USD 1.045 millones y USD 1.990 millones-, Letras del Tesoro por USD 250 millones y autorizaciones de endeudamiento para Centrales de la Costa y AUBASA. También contempla un fondo municipal del 8%, pensado para contener la presión de los intendentes, pero que generó tensión adicional: la oposición lo considera insuficiente y mal distribuido, y parte del peronismo sospecha un “salvavidas” a quienes no responden al gobernador.
La negociación en el recinto es, directamente, una carrera contra el tiempo. Para aprobar el endeudamiento, el gobierno necesita dos tercios de los votos: 62 en Diputados y 31 en el Senado. Con 41 y 21 bancas propias, respectivamente, el peronismo quedó obligado a buscar acuerdos con la oposición. El actor clave es La Libertad Avanza, que desde el 10 de diciembre será la segunda minoría y analiza si convertir esta votación en su primer golpe de autoridad en la Legislatura.
Mientras tanto, el PRO, la UCR-Cambio Federal y la Coalición Cívica avanzan en un dictamen de minoría para endurecer la negociación. No sólo cuestionan el volumen del endeudamiento sino la falta de un plan claro sobre el uso de los fondos, en un contexto de recaudación en caída y creciente presión fiscal. La señal hacia Kicillof es transparente: no habrá votos baratos, y el gobernador deberá mostrar qué está dispuesto a conceder.
En comisión, el peronismo mantiene control con ocho de los quince integrantes y aliados como Martín Rozas y Gustavo Cuervo, lo que permitiría un dictamen favorable. Pero el verdadero partido se juega en el recinto, donde cada voto se negocia uno por uno. Kicillof sabe que sin financiamiento su 2026 será un pantano: vencimientos impagos, municipios desfinanciados y obra pública paralizada. Por eso, la rosca ya no es sólo política. Es, directamente, de supervivencia.