La popularidad de las historias postapocalípticas en el cine y la televisión, con ejemplos tan variados como A quiet place, Station eleven, Guerra mundial Z, Fallout, The last of us o Exterminio, parece haber alcanzado un punto álgido en los últimos años. Según un informe realizado por el HuffPost en 2023, los expertos sugieren que esta fascinación por los mundos distópicos y oscuros se debe a una compleja mezcla de ansiedad contemporánea, curiosidad mórbida y un deseo inconsciente de simplificación. Chris Begley, arqueólogo y autor de The Next Apocalypse: The Art and Science of Survival (El Próximo Apocalipsis: El Arte y la Ciencia de la Supervivencia), señaló que el aumento dramático en la cantidad de estas narrativas podría ser un reflejo de las crecientes preocupaciones generadas por el cambio climático, los giros políticos hacia el autoritarismo o el estrés económico global.

Una de las razones fundamentales de este atractivo reside en lo que los expertos denominan "curiosidad mórbida". Coltan Scrivner, científico del comportamiento del Laboratorio de Miedo Recreativo de la Universidad de Aarhus, explicó que su investigación indica que las personas sienten una atracción natural hacia situaciones peligrosas y amenazantes. Las ficciones postapocalípticas están repletas de peligros que la mayoría de la población nunca experimentará. Esta característica permite a la audiencia explorar mentalmente territorios desconocidos, lo que puede generar una sensación de disfrute al realizarse de manera segura, es decir, "desde el sillón de tu casa".
Además del entretenimiento seguro, el consumo de este tipo de contenido cumple una función de preparación mental. Ver shows sobre el fin de la civilización ayuda a las personas a simular escenarios catastróficos, permitiéndoles idear lo que harían si la sociedad colapsara. Scrivner afirma que "estas ficciones nos permiten simular cómo sería vivir en un mundo así y prepararnos mentalmente para los peligros que enfrentaríamos". La psicoterapeuta Courtney Tracy complementa esta idea, señalando que al ver series como The last of us, el cuerpo y el cerebro se involucran con el contenido como si estuviera sucediendo en la realidad, aunque con un riesgo notablemente menor.

Otro gran atractivo del género radica en el contraste que ofrece con la complejidad de la vida moderna. Según Chris Begley, en un mundo postapocalíptico, "las frustraciones de la compleja vida contemporánea son reemplazadas por necesidades inmediatas, como encontrar comida o evitar a los infectados". Esta nueva realidad representa un tipo de vida "simple, significativa e inequívoca, lo que puede resultar muy atractivo". La lucha por la supervivencia ofrece una claridad de propósito que se pierde en la rutina de la vida real.
Finalmente, las narrativas del fin del mundo también resuenan con el deseo humano de ver el potencial heroico de la gente común. T. Makana Chock, psicólogo de medios y profesor de comunicación en la Universidad de Syracuse, menciona que el éxito de películas como El Planeta de los Simios o Matrix se debe en parte a "el atractivo de ver a gente corriente descubrir su potencial heroico contra probabilidades espantosas". En esencia, estas historias ofrecen un escape donde la gente ordinaria se convierte en la clave para la supervivencia de la humanidad, redefiniendo el heroísmo en circunstancias extremas.