Tensión entre Menem y el PRO: la AGN en el ojo del huracán político

El mapa de poder en la Auditoría General de la Nación (AGN) volvió a prenderse fuego: este miércoles podría haber una sesión en la que el peronismo, el PRO y el bloque de Miguel Pichetto confluyan para cubrir las vacantes pendientes. La jugada tomó fuerza después de que el oficialismo incumpliera los acuerdos con los aliados del PRO y de que Martín Menem intentara cederle un asiento de auditor al gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, como parte de un entendimiento político de última hora.

La apuesta libertaria tiene nombre propio: Pamela Calletti, diputada salteña cuyo mandato vence en diciembre y con trayectoria en el Ejecutivo provincial. Exministra, fiscal de Estado y referente del bloque Innovación Federal, Calletti es respaldada por los gobernadores de ese espacio y podría además sumar el favor de los catamarqueños de Raúl Jalil y los tucumanos de Osvaldo Jaldo. Pero el intento de Menem dejó heridas abiertas: desde el PRO advierten que el acuerdo los deja sin la plaza que reclaman para Jorge Triaca, el candidato de Mauricio Macri.

La disputa expuso algo más profundo que un reparto de cargos: la crisis de confianza entre Menem y los socios parlamentarios que sostienen la ingeniería legislativa del oficialismo. “Estamos cansados de poner la cara por ellos si después no cumplen”, disparó una legisladora macrista. En privado, comparan el método del presidente de Diputados con la vieja práctica atribuida a Mauricio Macri durante su gobierno: prometer el mismo puesto a varios interlocutores hasta generar una cadena de compromisos imposibles.

La situación se agrava porque la AGN está prácticamente paralizada desde hace más de un año. Solo permanece en funciones su presidente, Juan Manuel Olmos, que no tiene facultades para auditar sin el resto del cuerpo. “Un país sin presupuesto y sin control externo es una ficción institucional”, advirtió una diputada aliada al analizar el vacío de poder en un organismo clave para el seguimiento del gasto estatal.

En la Casa Rosada celebran, por ahora, que el pedido formal de sesión aún no ingresó. Pero el fastidio entre los bloques opositores crece al ritmo de las negociaciones por el Presupuesto y del intento libertario por reordenar su tablero con los gobernadores. En ese clima, una frase resume la tensión: “Si le dan la silla a Pamela, nos la están sacando a nosotros; entonces nos sentamos, votamos y se la sacamos a ellos”. La guerra por la AGN ya está declarada, y nadie quiere perder la silla.