26/11/2025 - Edición Nº1023

Política

Juicio Cuadernos

Cómo operaba el circuito de pagos ilegales durante el gobierno de Kirchner

26/11/2025 | El financista detalló cómo funcionaba el circuito de retornos en la obra pública y señaló que parte del dinero iba al secretario Daniel Muñoz, quien coordinaba entregas para el matrimonio presidencial.



El financista Ernesto Clarens, declarado arrepentido en 2018, ratificó ante el Tribunal Oral Federal 7 que recibió pagos ilegales de empresarios y que parte de esos fondos los entregó al secretario privado de Néstor Kirchner, el fallecido Daniel Muñoz, incluyendo operativos donde el dinero era trasladado a un departamento de los Kirchner en Recoleta. Su testimonio reactivó el eje central del juicio por el caso Cuadernos: el funcionamiento del presunto esquema de retornos ligado a la obra pública.

En su declaración, Clarens describió cómo nació su vínculo con el matrimonio Kirchner durante los años en que Santa Cruz concentraba la adjudicación de obras. Según su relato, eran cinco las empresas que podían trabajar en el sur” y el reparto de contratos “se replicó a nivel nacional” cuando Kirchner llegó a la Presidencia. Sostuvo que esos grupos empresarios “se repartían las obras entre ellos” y entregaban retornos “desmesurados”.

El financista afirmó que debía separar una porción del dinero para Lázaro Báez, bajo la presunción de que luego ese flujo regresaba al entonces Presidente. También relató que Muñoz le pidió en una oportunidad que intentara llevar “euros en billetes de 500 porque ocupaban menos lugar”, lo que demuestra -según su versión- la escala de las maniobras. Las entregas se realizaban en una habitación del Hotel Panamericano o en el domicilio de Juncal y Uruguay, donde Muñoz lo recibía “en planta baja”.

La declaración de Clarens se suma a la del también fallecido Fabián Gutiérrez, quien había asegurado que Muñoz transportaba valijas con candado en vuelos hacia El Calafate, presuntamente cargadas con dinero. Según su testimonio, al llegar a la residencia, Néstor Kirchner ordenaba desalojar al personal antes de que Muñoz ingresara con los bultos.

Gutiérrez también recordó que en la vivienda de El Calafate existía un sector restringido, detrás de “una puerta placa blanca” bajo la escalera, donde -según decían los propios secretarios- “ahí estaba la historia”. Era el único espacio de la casa al que no tenía acceso, pese a moverse con libertad por el resto de la propiedad.