La candidatura de Rafael Grossi para ocupar la Secretaría General de Naciones Unidas marca uno de los movimientos diplomáticos más ambiciosos de Argentina en décadas. Con más de cuarenta años de trayectoria y una reputación consolidada en la diplomacia nuclear, el actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica se proyecta como una figura capaz de aportar liderazgo técnico y político en un escenario internacional tensionado por conflictos, rivalidades geoestratégicas y desafíos globales. El respaldo oficial del gobierno argentino, expresado por el canciller Pablo Quirno, refleja la convicción de que Grossi combina experiencia, prestigio y visión para encabezar un nuevo ciclo en la ONU.
El anuncio no ocurre en un vacío. A 80 años de la fundación del organismo, crece el consenso de que la ONU necesita una renovación profunda que actualice su estructura, mejore su eficacia y fortalezca su legitimidad. Grossi ha demostrado, desde el OIEA, una capacidad excepcional para operar en entornos de crisis: desde negociaciones nucleares sensibles hasta misiones de verificación en zonas de guerra. Esta experiencia lo coloca en una posición privilegiada para asumir la conducción de una institución que enfrenta presiones crecientes para reformarse y recuperar su autoridad moral.
El principal valor agregado de Grossi es su perfil técnico-político, una combinación poco frecuente entre los candidatos a la Secretaría General. Su paso por el OIEA confirmó su habilidad para generar consensos en escenarios adversos, equilibrando los intereses de potencias globales sin perder de vista la centralidad del derecho internacional. En un momento en que el multilateralismo enfrenta cuestionamientos profundos, su figura encarna la posibilidad de una conducción más profesional, orientada a la resolución de problemas y no a la disputa ideológica.
Además, Grossi simboliza una oportunidad histórica para América Latina. La región no ha ocupado la Secretaría General desde la gestión del peruano Javier Pérez de Cuéllar hace más de tres décadas. Una candidatura argentina con apoyo transversal permitiría reposicionar al continente como actor relevante en debates sobre seguridad, cambio climático, desarrollo sostenible y reformas institucionales. En este sentido, la postulación de Grossi no solo apunta a fortalecer el rol del país, sino también a amplificar la voz regional en el sistema internacional.
Es un honor y un privilegio presentar hoy la candidatura de Rafael Grossi (@rafaelmgrossi) al cargo de Secretario General de las Naciones Unidas.
— Pablo Quirno (@pabloquirno) November 26, 2025
Rafael Grossi es reconocido internacionalmente por la extraordinaria tarea que viene desempeñando como Director General del…
La apuesta de Buenos Aires por Grossi también envía una señal clara sobre el rumbo de su política exterior: una diplomacia más activa, vinculada a los grandes debates globales y con aspiraciones de incidencia real. Respaldar a un candidato con reconocimiento internacional permite a Argentina recuperar visibilidad positiva, fortalecer alianzas estratégicas y proyectar una imagen moderna y profesional en el escenario global. La candidatura, lejos de ser un gesto simbólico, representa un ejercicio de liderazgo que posiciona al país como impulsor de soluciones y reformas.
“One cannot run a nuclear power plant in a state of war.”
— IAEA - International Atomic Energy Agency ⚛️ (@iaeaorg) November 20, 2025
DG Rafael Mariano Grossi addressed the Board of Governors yesterday on IAEA efforts to uphold nuclear safety & security worldwide. Watch him speak about the situation in Ukraine.
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Por último, el perfil de Grossi ofrece una ventaja adicional: su independencia. A diferencia de otros candidatos con vínculos estrechos con gobiernos o coaliciones políticas, su trayectoria se sostiene en credenciales técnicas y logros verificables. Esta autonomía incrementa su credibilidad ante los miembros del Consejo de Seguridad y aumenta sus posibilidades de generar consensos amplios en la Asamblea General. En un mundo fragmentado, un Secretario General con autoridad técnica y capacidad política como Grossi podría convertirse en un punto de equilibrio indispensable para el futuro de Naciones Unidas.