El devastador incendio que arrasó parte del complejo residencial Wang Fuk Court sigue dejando una profunda marca en Hong Kong. El secretario de seguridad, Chris Tang, informó que el incendio dejó al menos 128 víctimas fatales, aunque advirtió que ese número podría aumentar a medida que los investigadores ingresen a los sectores más comprometidos del edificio. También confirmó que unas 200 personas siguen sin ser localizadas, lo que mantiene en vilo a familiares y vecinos.
El fuego estalló este miércoles en una de las torres del complejo y se propagó de manera fulminante a los edificios vecinos a través del andamiaje exterior recubierto con plásticos, membranas y materiales utilizados en obras de remodelación. Las imágenes revelan cómo siete de las ocho torres del conjunto resultaron afectadas en cuestión de minutos, atrapando a cientos de residentes en departamentos y pasillos llenos de humo.

En las afueras del complejo, familiares siguen aguardando novedades sobre sus seres queridos. Algunos residentes que lograron escapar hablan de alarmas que no sonaron, pasillos oscuros y obstáculos que complicaron la evacuación. Otros relatan haber visto cómo las llamas escalaban por la fachada con una velocidad imposible de contener.
El trabajo para identificar a las víctimas avanza lentamente, y el número de fallecidos podría aumentar a medida que ingresen los equipos especializados a los sectores más dañados. Las autoridades habilitaron centros de asistencia y alojamiento temporario para quienes perdieron sus hogares.
Las autoridades de Hong Kong confirmaron este viernes que las tareas de extinción, rescate y búsqueda dentro del complejo Wang Fuk Court llegaron oficialmente a su fin. El anuncio lo hizo Chris Tang, quien detalló que el operativo desplegado durante las últimas horas fue uno de los más grandes registrados en la ciudad.

Cientos de los más de 4.600 residentes del complejo debieron ser reubicados en refugios temporales instalados por el gobierno. Muchos sobrevivientes relataron que el humo espeso convirtió pasillos y escaleras en zonas intransitables, lo que obligó a esperar rescates por ventanas o balcones.
El dispositivo de emergencia movilizó un volumen extraordinario de recursos: casi 400 salidas de camiones de bomberos, 185 ambulancias y un total de más de 2.300 efectivos entre personal de rescate, brigadas especializadas y equipos médicos. Durante el operativo resultaron heridos 12 bomberos, y uno de ellos, Ho Wai-ho, murió mientras trabajaba dentro del edificio, lo que añadió aún más dolor a la tragedia.
Según adelantaron las autoridades, la policía ingresará ahora a las áreas ya aseguradas para iniciar las pericias formales y reconstruir con precisión cómo se propagó el fuego y qué fallas permitieron que el siniestro adquiriera tal magnitud. Especialistas en ingeniería de incendios señalaron que la estructura exterior del edificio favoreció un comportamiento similar al registrado en la tragedia de Grenfell Tower en Londres. Según expertos consultados, las llamas avanzaron por la fachada y luego ingresaron a los departamentos, lo que multiplicó su alcance y dejó atrapadas a personas que nunca vieron el fuego acercarse.

El desastre no tardó en derivar en detenciones. Tres personas vinculadas a la empresa contratista a cargo de la obra exterior fueron arrestadas bajo sospecha de homicidio involuntario. La investigación apunta a determinar si hubo negligencia en la elección de materiales, en el almacenamiento de sustancias inflamables o en el cumplimiento de medidas básicas de seguridad.

La comunidad llevaba más de un año denunciando problemas: materiales plásticos acumulados, trabajadores fumando sobre plataformas de obra y sectores del andamiaje que parecían inseguros. También habían señalado fallas en las alarmas contra incendios y en la presión de las mangueras internas del edificio. A pesar de esas advertencias, las inspecciones oficiales realizadas desde 2024 no derivaron en medidas contundentes ni en clausuras preventivas.
Las autoridades confirmaron que dentro del complejo se halló espuma aislante con capacidad inflamable, un material cuyo uso ya había sido cuestionado por residentes desde 2024. Fotos publicadas meses atrás por vecinos mostraban láminas blancas ardiendo con facilidad. Vecinos aseguraron que esa espuma bloqueaba parcialmente la visibilidad hacia el exterior, impidiendo advertir las llamas a tiempo.
Trabajadores de la construcción y expertos coincidieron en que este tipo de aislamiento puede acelerar la propagación del fuego y generar humo tóxico. El sindicato de la industria de la construcción advirtió que el material se utiliza para proteger ventanas durante obras, pero que nunca debería colocarse sin evaluar su riesgo y sin supervisión estricta.
El gobierno de Hong Kong anunció una revisión masiva de todos los edificios en remodelación para verificar que las obras cumplan las normas de seguridad vigentes. Funcionarios de vivienda y urbanismo confirmaron que se revisarán los sistemas de alarma, los materiales de andamiaje y la manera en que las constructoras acopian elementos inflamables en altura.

Las autoridades también prometieron transparencia en la investigación y asistencia económica para los damnificados. Sin embargo, la presión pública va en aumento, con vecinos y familiares que exigen explicaciones más sólidas y responsabilidades políticas.
La tragedia reabrió el debate sobre la seguridad en los complejos residenciales viejos, muchos de ellos sometidos a renovaciones extensas que implican estructuras temporales, plásticos y membranas alrededor de fachadas enteras. Arquitectos y especialistas coinciden en que estos materiales, combinados con la densidad urbana de Hong Kong, pueden convertir un accidente aislado en un evento catastrófico.
Lo que ocurrió en Wang Fuk Court expone una fragilidad que no es nueva y que podría afectar a miles de edificios en la región. La pregunta es si esta vez alcanzará para impulsar reformas profundas o si la ciudad volverá a confiar en inspecciones que, hasta ahora, no evitaron la tragedia.
Mientras avanza la identificación de víctimas y continúa la búsqueda de desaparecidos, Hong Kong enfrenta una herida que tardará en cerrarse. Las familias esperan respuestas concretas, la comunidad pide justicia y la ciudad entera observa con preocupación cómo un conjunto habitacional pudo transformarse en un escenario de destrucción total.
La dimensión del incendio ya lo ubica entre los más graves en décadas y obliga a una revisión crítica: cómo prevenir tragedias en una de las ciudades más densas del mundo y cómo garantizar que las obras de renovación no se conviertan en una amenaza para quienes deberían proteger.