06/12/2025 - Edición Nº1033

Internacionales

Historia trágica

La leyenda de la maldición que persigue a los Grimaldi desde la Edad Media

28/11/2025 | El mito que vincula a los Grimaldi con un antiguo conjuro medieval resurge cada vez que una crisis familiar alimenta la idea de un destino marcado por la tragedia.



La maldición medieval de los Grimaldi es uno de los relatos más persistentes en torno a la familia que gobierna Mónaco desde hace más de siete siglos. Aunque no existe evidencia histórica de su origen, la leyenda resurge cada vez que una tragedia o un conflicto sentimental golpea al palacio, alimentando la idea de un destino marcado por la fatalidad.

Una maldición nacida en la Edad Media

El mito sitúa sus comienzos entre los siglos XIII y XIV, cuando los Grimaldi consolidaban su dominio sobre la roca de Mónaco. La historia más repetida cuenta que un antepasado habría cometido un agravio contra una joven durante una campaña militar. Antes de morir, la mujer lanzó una advertencia que la tradición transformó en sentencia: que ningún Grimaldi sería feliz en su matrimonio. La anécdota, nunca comprobada, circuló en relatos populares y fue recuperada más tarde por escritores del romanticismo europeo, que hallaron en Mónaco un escenario ideal para historias de venganza, intrigas y destino.

La fuerza de la supuesta maldición no provino de pruebas sino de coincidencias. Durante la Edad Moderna, numerosos matrimonios de la casa Grimaldi estuvieron atravesados por tensiones políticas, infidelidades, separaciones y muertes prematuras. Cada episodio reforzó la idea de que la familia estaba ligada a una suerte adversa. En una época dominada por alianzas estratégicas y presiones sucesorias, las dificultades matrimoniales eran frecuentes en toda Europa, pero la narrativa monegasca adquirió un tono singular que mezclaba política, tragedia y superstición.

El siglo XX y el resurgimiento del mito

La llegada de Grace Kelly a Mónaco en 1956 reactivó el interés mundial por la familia. Su trayectoria como actriz y su proyección global volvieron al principado un escenario permanente de fascinación. Su muerte en un accidente automovilístico en 1982 consolidó la idea de una fatalidad que rodeaba a la dinastía.Con el tiempo, nuevos episodios alimentaron el mito. Carolina de Mónaco enviudó dos veces, primero tras la muerte de Stefano Casiraghi en un accidente náutico en 1990 y luego con la enfermedad que terminó con la vida de su segundo esposo, el príncipe Ernesto de Hannover. Estefanía atravesó una década marcada por romances mediáticos, un matrimonio fugaz con su guardaespaldas y una relación posterior con un artista circense que la llevó a abandonar temporalmente el palacio, lo que alimentó numerosos titulares.


Carolina enfrentó dos viudez prematuras y se convirtió en uno de los rostros más asociados a la narrativa de la maldición.

Alberto II enfrentó un fuerte escrutinio internacional por el reconocimiento de dos hijos nacidos antes de su matrimonio, situaciones que reavivaron debates sobre la sucesión y la imagen pública del principado. Charlène, por su parte, protagonizó años de rumores vinculados a su salud y a su prolongada estadía en Sudáfrica en 2021, además de ausencias reiteradas en actos oficiales que dieron lugar a especulaciones sobre la estabilidad matrimonial. En la era de los medios masivos, cada una de estas crisis familiares fue interpretada como una prueba más de la supuesta maldición medieval.


Estefanía vivió romances turbulentos y etapas de ruptura con el protocolo que alimentaron titulares en toda Europa.

La maldición como relato político y cultural

La leyenda no solo funciona como entretenimiento. También contribuye a la construcción simbólica de una familia que, pese a los escándalos, logró mantener la continuidad de un microestado basado en la figura del príncipe soberano. La narrativa de la desgracia sentimental, repetida durante décadas, refuerza un doble efecto: humaniza a una familia rodeada de lujo y, al mismo tiempo, acentúa su capacidad de resiliencia frente a tragedias sucesivas.


El príncipe Alberto II afrontó años de escrutinio por el reconocimiento de dos hijos nacidos antes de su matrimonio.

Nadie en Mónaco toma en serio la existencia de un conjuro medieval, pero la idea sigue apareciendo en titulares, documentales y producciones culturales. Su permanencia revela algo central: los Grimaldi no solo gobiernan un territorio diminuto, también habitan un imaginario colectivo donde la historia, la tragedia y la ficción se entrelazan. La maldición no explica su pasado, pero sí la manera en que el mundo observa cada capítulo de su vida familiar.