10/12/2025 - Edición Nº1037

Policiales

Preso en Rawson

Prorrogan hasta 2026 la prisión preventiva del líder de la secta rusa que fue detenido en Bariloche

01/12/2025 | La Justicia extendió la detención del imputado por presunta trata de personas hasta abril de 2026. La defensa advirtió un deterioro sanitario grave y denunció que se le niegan estudios médicos esenciales.



La Justicia resolvió prolongar hasta el 3 de abril de 2026 la prisión preventiva de Konstantin Rudnev, el líder de la secta rusa que está detenido en el penal de Rawson e investigado por presunta trata de personas en Bariloche. La decisión fue adoptada luego de dos audiencias celebradas el viernes, en las que se analizaron tanto el vencimiento del plazo de detención como el estado de salud del imputado.

El tribunal justificó la extensión por la “complejidad” del expediente y porque la investigación aún continúa. La fiscalía mantiene como fecha límite marzo de 2026 para presentar su acusación final. La defensa, en cambio, sostiene que los avances son nulos y que la medida resulta irregular y perjudicial.

El abogado Carlos Broitman remarcó que se discutieron “dos audiencias clave”: la ampliación de la preventiva y un pedido de morigeración por motivos médicos. Explicó que solicitaron el traslado de Rudnev a la Ciudad de Buenos Aires para cumplir estudios ya ordenados por el Hospital Santa Teresita de Rawson, pero que “el juez Zapata denegó los estudios” y dispuso mantenerlo detenido hasta 2026. Para el letrado, la negativa implica desatender informes clínicos urgentes y refleja que “como lo ven caminar, piensan que está bárbaro”.

Broitman detalló que desde agosto está pendiente una endoscopía alta y baja para descartar pólipos, además de estudios respiratorios y cardiológicos. También advirtió que existe riesgo por “nódulos pulmonares, capacidad respiratoria comprometida y episodios de agotamiento extremo”.

Los informes médicos elaborados por los especialistas Luis Ernesto Sarotto y Mariano Duarte, del Hospital de Clínicas, reforzaron los reclamos. En una carta del 18 de noviembre señalaron que Rudnev presenta “dificultades respiratorias progresivas, episodios nocturnos de asfixia, dolor torácico, ansiedad, pérdida de sensibilidad en miembros superiores y síntomas digestivos severos”. También alertaron que vive en un pabellón sin ventilación, compartido con más de veinte personas fumadoras, lo que agrava su cuadro pulmonar.

Los expertos indicaron que la barrera idiomática complica aún más la situación: Rudnev recibe medicación “de manera esporádica y sin ninguna explicación”, debiendo comunicarse por gestos con el personal penitenciario. Además, señalaron que el penal no puede realizar estudios indispensables como espirometría, DLCO, pruebas cardiológicas y evaluaciones neurológicas. “La falta de diagnóstico completo podría comprometer su pronóstico”, concluyeron.

Mientras se profundiza la discusión sanitaria, la causa sumó un giro inesperado. Elena Makarova, presentada inicialmente como víctima, interpuso una querella penal contra los fiscales y declaró que nunca fue tratada ni por Rudnev ni por ningún ciudadano ruso. Sostuvo que fue convertida en víctima “mediante prácticas abusivas e ilegales” y que el Ministerio Público “instaló un relato de trata que nunca existió”, ignorando lo que dijo en Cámara Gesell.

Makarova denunció violencia obstétrica, privación de libertad y decisiones médicas sin consentimiento. Relató que viajó a la Argentina para alejarse de una expareja violenta, pero que en Bariloche le quitaron su teléfono y documentos, la separaron de sus acompañantes y la trasladaron a un refugio donde quedó incomunicada. Señaló especialmente a la enfermera Jessie Cortés Alvarado y al médico Emiliano Bringas por prácticas “invasivas y deshumanizadas”.

La joven pidió nuevas medidas de prueba y recusó a los fiscales. Para Broitman, su declaración “desarma la hipótesis central del expediente”. Recordó además que los peritajes de Gendarmería descartaron la presencia de drogas en los secuestros y que varios imputados ni siquiera se conocían entre sí. “Se construyó un caso sin pruebas materiales”, afirmó el defensor, que también cuestionó el uso de información internacional “incorrecta”, como un supuesto pedido de captura que Interpol negó.