En la antesala de la sesión preparatoria de este miércoles, La Libertad Avanza redobló la presión para quedarse con la primera minoría en la Cámara de Diputados, un movimiento clave para influir en el reparto de comisiones y en la arquitectura del Congreso. En el Gobierno definen esta pelea como estratégica: es ahí donde se blinda -o se frena- la agenda presidencial.
El oficialismo quedó a un paso de ese objetivo tras una serie de pases que alteraron el mapa parlamentario. La llegada de los santafesinos Alejandro Bongiovanni y Verónica Razzini al bloque libertario, junto con el ingreso de la bullrichista Lorena Petrovich en reemplazo de Silvia Lospennato, elevó el número a 94 diputados, muy cerca de los que retiene hoy Unión por la Patria.
El bloque que preside Germán Martínez había logrado mantenerse en 98 bancas, pero empezó a deshilacharse antes del recambio. La salida del tucumano Javier Noguera, ahora alineado con el gobernador Osvaldo Jaldo, abrió la primera fisura. A eso se suma la indefinición del puntano Jorge Fernández, que podría seguir el mismo camino.
Sin embargo, todas las miradas están puestas en los cuatro diputados de Catamarca. Si el gobernador Raúl Jalil avanza con la creación de un bloque propio, el peronismo perdería automáticamente su condición de primera minoría. Para el oficialismo, ese movimiento sería el golpe definitivo para reordenar el tablero legislativo.
Jalil dejó entrever que este lunes podría haber definiciones, aunque mantiene el suspenso. Su principal moneda de negociación con la Casa Rosada pasa por el control de YMAD (Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio), un reclamo de alto impacto económico que hoy condiciona la ingeniería parlamentaria. En Diputados, cada banca que se mueve altera la balanza.