Milei preside la ceremonia de ascenso en seguridad: qué significa para Monteoliva

El presidente Javier Milei encabezará este lunes, a las 11, la ceremonia de ascenso de oficiales superiores de las cinco fuerzas federales, un acto que no solo formaliza la transición entre Patricia Bullrich y Alejandra Monteoliva, sino que también reafirma uno de los pilares centrales de la gestión libertaria: la seguridad como eje estructural de las políticas del Gobierno. La actividad reunirá en el Salón Blanco de Casa Rosada a las cabezas de la Prefectura Naval, la Policía Federal, la Gendarmería Nacional, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Servicio Penitenciario Federal.

El evento funciona como doble señal. Por un lado, marca el cierre del ciclo de Bullrich como ministra, tras su renuncia para asumir una banca en el Senado de La Libertad Avanza. Por el otro, instala formalmente a Monteoliva -hasta ahora secretaria Nacional de Seguridad y figura de máxima confianza de la exfuncionaria- como la nueva responsable política del área, en un esquema donde el Presidente pretende preservar la cohesión doctrinaria que definió el primer año de gestión.

Según confirmaron fuentes oficiales, la entrega de sables y reconocimientos constituye “una ceremonia institucional, pero también un gesto de continuidad estratégica”, en un gobierno que considera la seguridad una política de Estado y un componente central de su narrativa de orden, autoridad y combate al delito. En Balcarce 50 remarcan que el fortalecimiento de las fuerzas federales es “una prioridad operativa y simbólica” de la administración Milei.

Bullrich, en su carta de renuncia efectiva al 1° de diciembre, afirmó que recibió del Presidente “el mandato claro de cuidar a los argentinos, cuidar a quienes nos cuidan, enfrentar al crimen con decisión y recuperar el orden en las calles”, una definición que funcionó como eslogan de su gestión y que ahora se transfiere a Monteoliva, quien jurará formalmente este martes en Casa Rosada.

La ministra designada, de perfil técnico y trayectoria en materia operativa, integró históricamente el núcleo duro de confianza de Bullrich. Su ascenso fue interpretado dentro del Gobierno como una decisión que combina continuidad y presencia política: garantiza que la agenda de seguridad mantenga el ritmo y la impronta del primer año de gestión, pero también preserva el rol de Bullrich como referencia del espacio en su nueva etapa legislativa.

Para Milei, la seguridad no es un área más sino uno de los tres vértices de su política pública junto al orden macroeconómico y la reforma del Estado. Por eso, la ceremonia de este lunes concentra atención no solo por el recambio de mando, sino porque reafirma que el Gobierno mantendrá un enfoque de endurecimiento contra el delito, respaldo explícito a las fuerzas federales y coordinación operativa bajo una conducción política que Milei considera estratégica para su segundo año de gestión.

La presencia conjunta de Bullrich y Monteoliva, en ese sentido, será leída tanto como despedida y como continuidad: una transición sin fisuras en un área que el Presidente considera esencial para sostener su gobernabilidad y su narrativa de gestión.