03/12/2025 - Edición Nº1030

Internacionales

Fronteras rotas

Crisis humanitaria en Chad y Etiopía: ¿los desplazados sobrevivirán?

02/12/2025 | Los desplazados que llegan a Chad y Etiopía enfrentan escasez extrema, violencia persistente y una arquitectura de ayuda incapaz de sostener el creciente éxodo.



La huida masiva desde Al-Fashir, en el noroeste de Sudán, abrió un nuevo capítulo de sufrimiento humano en una región ya devastada por conflictos prolongados. Miles cruzaron hacia Chad tras el avance del RSF, encontrando una frontera incapaz de ofrecer agua, refugio o asistencia básica. La vulnerabilidad se profundiza a cada kilómetro recorrido, pues el trayecto combina violencia activa, hambre y ausencia de corredores humanitarios seguros.

Un escenario similar se replica en las puertas de Etiopía, donde desplazados provenientes de Sudán del Sur buscan escapar de ataques intercomunitarios y milicias armadas. Allí, los centros de recepción operan con recursos mínimos, mientras la saturación provoca que familias enteras duerman a la intemperie. En ambos casos, la falta de estructuras formales de protección convierte el desplazamiento en un ciclo de riesgo permanente.

Sudán


Sudán, oficialmente la República de Sudán, es un país del noreste de África. Limita con la República Centroafricana al suroeste, Chad al oeste, Libia al noroeste, Egipto al norte, el mar Rojo al este, Eritrea y Etiopía al sureste y Sudán del Sur al sur.

Fragilidad en los puntos de entrada

Tanto en Tine como en los cruces hacia Etiopía, los equipos médicos solo logran atender emergencias inmediatas, dejando sin respuesta patologías crónicas, desnutrición avanzada y condiciones obstétricas de alto riesgo. Las raciones alimentarias se priorizan para niños pequeños y mujeres embarazadas, dejando al resto de los recién llegados prácticamente sin apoyo nutricional. Este esquema de asistencia reducida refleja un sistema que opera muy por debajo de los estándares internacionales.

Además del colapso operativo, las demoras en reubicar a los desplazados hacia campamentos mejor equipados agravan la crisis. La falta de agua potable, saneamiento y refugios dignos empuja a muchas familias a desplazarse por su cuenta, exponiéndose a nuevas violencias y redes de explotación. El resultado es un paisaje humanitario donde la supervivencia depende más de la suerte que de la protección institucional.


Desplazados de Sudán y Sudán del Sur llegan a Chad y Etiopía sin agua, refugio ni protección.

Efecto dominó regional

Estas dos crisis, aunque separadas geográficamente, comparten motores estructurales: conflictos prolongados, gobiernos debilitados, economías colapsadas y financiamiento internacional en caída. La región opera bajo un efecto dominó en el que cada nueva ola de desplazados rebasa la capacidad del siguiente país receptor, generando un círculo vicioso sin mecanismos de contención sostenida. La respuesta multilateral llega tarde y es insuficiente frente a la magnitud del deterioro.


Crisis simultáneas desbordan a Chad y Etiopía, con centros saturados y asistencia mínima.

Si no se produce una ampliación urgente del apoyo económico y logístico, las fronteras de Chad y Etiopía podrían transformarse en puntos críticos de una catástrofe mayor. El aumento de la desnutrición, la expansión de enfermedades transmitidas por el agua y la erosión social amenazan con consolidar un escenario irreversible. La región muestra que las crisis no se aíslan, y que ignorar un foco humanitario puede desatar inestabilidad en cadena.