El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, realizó un fuerte reordenamiento político con impacto provincial y nacional. El mandatario designó a Miguel Siciliano -hasta ahora secretario de Comunicación y Conectividad- al frente del nuevo Ministerio de Vinculación y Gestión Institucional, un cargo que concentrará áreas estratégicas del Gobierno. En paralelo, el diputado nacional Ignacio José García Aresca, integrante de Hacemos Coalición Federal, pasará a sumarse al bloque Provincias Unidas y será el enlace con el Gobierno nacional a través del ministro del Interior, Diego Santilli.
La jugada implica varios movimientos simultáneos. Siciliano, electo diputado nacional por el espacio encabezado por Juan Schiaretti, no asumirá su banca y quedará completamente abocado a la nueva cartera. Con este movimiento, Llaryora lo posiciona como uno de los dirigentes con mayor proyección para disputar la intendencia de Córdoba en 2027, un objetivo que el funcionario viene trabajando desde hace meses. El nuevo “superministro" tendrá a su cargo áreas como vinculación institucional, deportes, juventud, consejos, participación barrial, centros vecinales y cooperación con municipios.
Siciliano ya había acompañado a Llaryora en la Municipalidad de Córdoba como secretario de Gobierno y luego se desempeñó como jefe de bloque en la Unicameral. En 2023 fue el primer nombre “llaryorista” en la lista de Diputados de Provincias Unidas. Muchas de las áreas que ahora comandará ya estuvieron bajo su gestión durante la administración municipal, lo que refuerza su rol como figura clave dentro del armado oficialista.

Desde su nueva posición, buscará convertirse en la cara visible de proyectos estructurales del Gobierno de Córdoba, en especial aquellos vinculados a la obra pública, un sector tensionado por el recorte de fondos nacionales. Llaryora necesita recuperar dinamismo tras un inicio de gestión con dificultades políticas y financieras, y apuesta a que Siciliano articule territorialidad y gestión en el conurbano cordobés.
El funcionario también deberá mantener una relación fluida con el intendente Daniel Passerini, quien no cuenta con reelección y administra una ciudad con desafíos fiscales. La coordinación entre ambos será central para sostener la gobernabilidad municipal mientras Llaryora afianza su liderazgo provincial.
Por su parte, Ignacio García Aresca continuará los próximos cuatro años en la Cámara de Diputados y asumirá un rol de negociación cotidiana con la Casa Rosada. Su paso al bloque Provincias Unidas refuerza la estrategia cordobesa de sostener un espacio legislativo propio que dialogue con el oficialismo pero defienda los intereses provinciales. Aresca, Llaryora y Siciliano mantienen una relación de más de tres décadas, desde su militancia común en la Juventud Peronista de Ramón Mestre en los años noventa.

Su trabajo será clave para gestionar reclamos centrales de Córdoba ante Nación, entre ellos el pago de la deuda por el déficit de la Caja de Jubilaciones y otros compromisos incumplidos por la administración nacional. En medio de un escenario de restricciones presupuestarias y tensión entre provincias y la Casa Rosada, el rol de articulación que asumirá Aresca tendrá impacto directo en las finanzas cordobesas.
El movimiento de piezas de Llaryora deja ver una estrategia doble: reforzar su posición en Buenos Aires para negociar fondos y, al mismo tiempo, instalar a Siciliano como uno de los nombres fuertes dentro del peronismo cordobés de cara a la disputa por la ciudad en 2027.
TM