La escena parecía imposible hace apenas un año: Pablo Emanuel López, destituido por una denuncia de extorsión sexual y señalado por el propio Concejo como “moralmente inhabilitado”, volvió a sentarse en la banca que había perdido. Y lo hizo no solo gracias a un aval legal, sino con el mayor caudal electoral de toda la elección. Lo insólito se convirtió en realidad este miércoles, cuando el Concejo Deliberante de Salta celebró la sesión inicial prevista por la Carta Municipal.
El acto formalizó la jura de los ediles electos, creó la nueva estructura política del cuerpo y definió autoridades y comisiones. Sin embargo, toda la atención se posó en un solo nombre: Pablo López, cuya presencia reconfiguró por completo el clima interno y externo del recinto.
López llegó temprano, evitó a los periodistas y se refugió en su oficina. Entró al recinto a último momento, juró sin discursos y, al finalizar la sesión, abandonó el edificio por una salida lateral. Cada movimiento suyo estuvo rodeado de tensión y hermetismo.
El momento más áspero ocurrió durante la jura, cuando desde el palco estallaron gritos que rompieron la solemnidad: “¡Qué vergüenza, cómo lo van a aplaudir! Por eso tenemos la Argentina que tenemos!”. Ese estallido verbal marcó el pulso social de un regreso que sigue generando rechazo incluso dentro del propio Concejo.
El antecedente es contundente: López fue expulsado en su gestión anterior tras la denuncia de una expareja, que presentó un audio en el que se lo escuchaba pidiendo favores sexuales a cambio de beneficios económicos. La causa derivó en su destitución y en su posterior separación de La Libertad Avanza. A pesar de eso, volvió a competir, consiguió 86.632 votos -el 35,54%- y se convirtió en el más elegido de toda la contienda.
Con su regreso consumado, decidió armar un monobloque propio: “Libertad y Progreso”. Una señal de que, más allá de su expulsión previa y del escándalo que todavía lo rodea, volverá a jugar su propio juego dentro del Concejo.
Mientras tanto, el cuerpo deliberativo avanzó con la conformación de bloques, la designación de autoridades y la integración de las comisiones de Labor Parlamentaria y de Disciplina, Juicio Político y Responsabilidad Patrimonial. Pero la foto del día quedó capturada en un dato que descolocó a propios y ajenos: un edil expulsado por extorsión sexual volvió a su banca, esta vez legitimado por las urnas.