La adolescente acusada de asesinar a puñaladas a su novio Santiago López Monte deberá continuar detenida bajo prisión preventiva. Durante la audiencia desarrollada este lunes, la joven -identificada como Naiara N. M.- pidió cumplir la medida en su domicilio, pero la solicitud fue rechazada.
La imputada fue arrestada el 28 de noviembre, cuando la Policía logró detenerla en la casa de un tío en La Matanza, tras varios días prófuga. Desde ahora permanecerá alojada en el Complejo Penitenciario de San Martín, según dispuso la Justicia.
Ante el fiscal Juan Ignacio Colazo, la adolescente relató que el crimen ocurrió “en defensa propia” y aseguró que, antes del ataque, hubo un forcejeo en el que se sintió “asustada”. Dijo que el conflicto comenzó cuando Santiago se quedó a dormir en su casa y se produjo una discusión porque él le habría quitado la llave de la moto para impedirle salir a comprar.
El hecho tuvo lugar en la esquina de Ceferino Namuncurá y Lituania, en Remedios de Escalada.

El entorno del joven sostiene una versión totalmente distinta. Sus hermanos describieron una relación signada por el control y los maltratos.
“Ella lo manipulaba, lo denigraba, le decía que era una marica y lo aislaba de su familia”, afirmó Macarena López Monte, quien recordó que la violencia “no era un hecho aislado” y que desde hacía tiempo encendía alarmas en la casa familiar.
Tamara, otra de las hermanas, también apuntó contra la imputada: aseguró que ya lo había golpeado antes y que la menor incluso decía que “a los hombres hay que golpearlos”. A modo de ejemplo, Macarena relató que en una ocasión Santiago regresó con la mano lastimada y su madre advirtió: “Eso es una puñalada”, aunque él lo negó.
Los vecinos respaldaron esas denuncias. Contaron que escuchaban discusiones frecuentes y que, tras un episodio en el que la madre del joven presenció una agresión directa, la adolescente fue expulsada de la casa familiar. Pese a ello, Santiago luego aceptó mudarse a la vivienda de la chica de 16 años.
Con el joven instalado en la casa de su pareja, la violencia -según su familia- se intensificó. La madre de Santiago llegó a escuchar cómo lo golpeaban en una habitación y, cuando intentó intervenir, la adolescente la echó. Fue ese episodio el que detonó la expulsión definitiva de la menor de la vivienda.
A partir de entonces, el contacto entre Santiago y su familia comenzó a quebrarse. Cuando lograban verlo, llegaba “rasguñado y golpeado”, según relataron. Macarena señaló que la adolescente también solía romperle cada teléfono nuevo, lo que dificultaba aún más mantener comunicación con él.
La escena final del conflicto quedó plasmada en un llamado que recibió la madre del joven poco después del crimen: la imputada le dijo “Me peleé y lo apuñalé”.