El Reino Unido dará a conocer este jueves las conclusiones definitivas de la investigación pública sobre la muerte de Dawn Sturgess, la mujer que falleció en 2018 tras entrar en contacto con un frasco contaminado con Novichok. La publicación del documento marca el cierre de un extenso proceso iniciado para reconstruir uno de los episodios de seguridad más sensibles que vivió el país en las últimas décadas.
El Novichok pertenece a un grupo de agentes químicos extremadamente tóxicos desarrollados en laboratorios soviéticos durante los años ochenta. Su nombre significa “recién llegado” en ruso y alude a una generación más moderna de neurotóxicos diseñada para eludir controles internacionales.
Actúa bloqueando la comunicación entre los nervios y los músculos. Incluso una cantidad mínima puede provocar convulsiones, parálisis respiratoria y daño irreparable en pocos minutos. Fue concebido para ser más potente y difícil de detectar que otros agentes prohibidos, lo que lo convierte en una de las sustancias más letales jamás creadas. Además, puede permanecer activo durante largos períodos si no es neutralizado correctamente, de ahí la gravedad de encontrar restos en un objeto cotidiano como un supuesto frasco de perfume.

El caso se remonta a marzo de 2018, cuando el exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia fueron hallados inconscientes en la ciudad inglesa de Salisbury. Ambos habían sido envenenados con Novichok, una sustancia letal desarrollada por la Unión Soviética durante la Guerra Fría. El uso de este agente generó una ola internacional de condenas, expulsiones diplomáticas y un deterioro profundo de los vínculos entre Londres y Moscú.

Meses después, en junio de ese mismo año, el incidente tomó un giro inesperado. Un ciudadano encontró un frasco con apariencia de perfume y se lo entregó a Sturgess, quien lo abrió sin saber que contenía restos del mismo compuesto utilizado en el ataque previo. La mujer sufrió un cuadro severo y murió a los pocos días en un hospital del sur de Inglaterra. Su pareja también resultó intoxicada, aunque logró recuperarse.
La tragedia planteó interrogantes que se mantuvieron abiertos durante años. Cómo llegó ese recipiente a manos de civiles, por qué no fue detectado durante los operativos de limpieza, qué fallas se produjeron en la respuesta estatal y si existieron responsabilidades oficiales o institucionales. A partir de estas incógnitas, se creó una investigación judicial específica que inicialmente avanzó con restricciones, ya que debía manejar información clasificada del sistema de inteligencia británico.
El proceso tardó en completarse por múltiples factores. Las autoridades debieron acceder a materiales sensibles, coordinar el testimonio de especialistas en armas químicas y permitir la intervención de agencias de seguridad que solo declararon con fuertes medidas de reserva. Además, se realizaron nuevos exámenes forenses para reconstruir la cadena de hechos vinculada al frasco adulterado, considerado por los peritos como un elemento capaz de causar un daño masivo si hubiera sido manipulado en espacios públicos concurridos.
A lo largo de las audiencias, familiares de Sturgess insistieron en que el Estado tardó demasiado tiempo en ofrecer respuestas claras. El informe que se presentará ahora busca dar un cierre institucional y establecer responsabilidades. También evaluará si la actuación oficial fue adecuada, si se deberían haber tomado precauciones adicionales en la descontaminación de Salisbury y qué medidas pueden adoptarse para evitar que un residuo de un ataque químico vuelva a circular sin control.
La descontaminación de Salisbury fue una operación de limpieza excepcional que comenzó inmediatamente después del ataque con Novichok contra los Skripal (exoficial de inteligencia militar ruso) y se extendió durante meses debido a la peligrosidad del agente. Equipos especializados cerraron calles, viviendas, parques, vehículos y comercios que podrían haber estado expuestos, aplicando métodos de neutralización química, retirando materiales y destruyendo objetos que no podían ser limpiados con seguridad. Cada sitio debía ser analizado y certificado como “libre de riesgo” antes de reabrirse, lo que exigió múltiples pruebas, protocolos estrictos y una coordinación permanente entre científicos, servicios de emergencia y fuerzas de seguridad. La estabilidad del Novichok y su capacidad para permanecer activo durante largos períodos hicieron que la operación fuera una de las más complejas en la historia reciente del Reino Unido.
La publicación del documento podría abrir una nueva etapa en un caso que marcó un antes y un después en la política de seguridad británica, expuso la vulnerabilidad frente a agentes prohibidos y evidenció el impacto que un episodio aislado puede tener sobre una comunidad entera. También se espera que incluya recomendaciones para mejorar la coordinación entre servicios de emergencia, fuerzas policiales y organismos de inteligencia en situaciones de amenaza química.
Aunque todavía persisten incógnitas sobre la cadena completa de responsabilidades, el informe será el análisis más exhaustivo elaborado por el Reino Unido sobre los hechos que derivaron en la muerte de Sturgess. Su divulgación busca cerrar un capítulo que dejó heridas profundas en Salisbury y que aún resuena en el escenario internacional.