La irrupción del votante de Franco Parisi volvió a mover el tablero político chileno tras la primera vuelta, pero esta vez con un signo más claro: la fragmentación interna del bloque ha debilitado su capacidad de actuar como fuerza decisiva. Estudios recientes muestran que este segmento combina rechazo a la élite política con posturas contradictorias que dificultan su cohesión y lo vuelven permeable a mensajes de orden y estabilidad, terreno donde José Antonio Kast ha logrado instalarse con mayor solidez.
La encuesta de Ipsos y el Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica refuerza esta tendencia al mostrar que gran parte del electorado de Parisi expresa desconfianza hacia las instituciones, pero al mismo tiempo demanda certezas. Esa tensión, que antes funcionaba como motor del voto antiestablishment, hoy expone su principal debilidad: la incapacidad del liderazgo de Parisi para orientar un grupo que busca resultados concretos y no promesas remotas.
En valores individuales, el estudio confirma que este electorado mantiene posiciones conservadoras frente al feminismo, la inmigración y ciertas libertades civiles. Aunque no se identifica plenamente con la derecha tradicional, sí converge con la idea de que las instituciones han perdido control y rumbo, lo que abre espacio a propuestas más firmes. La narrativa anti-política que antes cohesionaba al grupo empieza a diluirse ante la ausencia de conducción y la creciente búsqueda de certezas que ofrece Kast.
En materia de seguridad, el votante de Parisi se ubica en un punto intermedio: exige orden, pero rechaza los excesos discursivos. Esta moderación ha permitido que Kast amplíe su alcance reconociendo sus demandas sin adoptar un tono maximalista. Para este electorado, la credibilidad pesa más que la ideología, y en esa competencia las inconsistencias de Parisi contrastan con la disciplina comunicacional del candidato de derecha.
Si los fachos dicen que somos comunachos y los comunachos dicen que somos fachos, es justamente porque no somos ni fachos ni comunachos. Entiendan, somos clase media y ponemos en el Centro las buenas ideas para la gente!
— Franco Parisi Fernandez (@ParisiPDG) December 1, 2025
La desarticulación del electorado de Parisi anticipa un escenario donde la falta de cohesión podría reducir su peso político efectivo. El riesgo de abstención aumenta, especialmente entre quienes rechazan la política convencional pero tampoco encuentran un proyecto claro en el liderazgo de Parisi. Kast, en cambio, aparece mejor posicionado para traducir ese malestar en una oferta de orden y dirección.
PDG va por el #nulo pic.twitter.com/Ls8HepwKW4
— Franco Parisi Fernandez (@ParisiPDG) December 1, 2025
A nivel regional, el comportamiento del votante de Parisi se asemeja a otros movimientos antiestablishment latinoamericanos que, sin conducción sólida, terminan diluyéndose frente a candidatos capaces de capitalizar el desconcierto institucional. Si esta tendencia se mantiene, la segunda vuelta podría consolidar un nuevo centro electoral inclinado hacia Kast, sostenido por la búsqueda de estabilidad en un escenario de incertidumbre.