14/12/2025 - Edición Nº1041

Internacionales

Asilo regional

Revés en la OEA para Perú: por qué casi nadie apoyó su plan sobre asilo

05/12/2025 | La iniciativa de Hugo de Zela para reformar la figura del asilo no obtuvo apoyo mayoritario y reveló el distanciamiento de gran parte del bloque hemisférico.



Perú afronta un momento de debilidad diplomática luego de que su propuesta para revisar los criterios del asilo diplomático recibiera un respaldo mínimo en el Consejo Permanente de la OEA. El planteamiento, impulsado por el canciller Hugo de Zela, buscaba introducir requisitos adicionales para evaluar casos donde existan condenas o investigaciones por delitos comunes. La iniciativa surgió tras la tensión bilateral con México por el asilo otorgado a Betssy Chávez, lo que elevó la sensibilidad política de la discusión y condicionó la percepción regional.

El intento peruano de presentar el proyecto como un esfuerzo técnico y no como una reacción a un caso puntual no logró persuadir a la mayoría de delegaciones. Para varios países, la reforma implicaba riesgos de convertir el asilo en una herramienta sujeta a presiones estatales, debilitando un mecanismo históricamente destinado a proteger a perseguidos políticos. Solo Ecuador y, de forma tangencial, Paraguay mostraron disposición a continuar el debate en los términos planteados.

OEA


La Organización de los Estados Americanos (OEA) es una organización internacional panamericanista de ámbito regional y continental creada el 30 de abril de 1948, con el objetivo de ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de América.

Posiciones regionales enfrentadas

Las reacciones evidenciaron un patrón claro: la mayoría de los Estados defendió la vigencia del asilo como una facultad soberana y discrecional, sin condicionamientos procedimentales que pudieran limitar su uso. México, Chile, Colombia, Brasil y Argentina cuestionaron que la OEA fuera el foro adecuado para revisar la Convención de Caracas de 1954, e insistieron en que la prioridad es preservar un instrumento que ha salvaguardado vidas en contextos autoritarios. Para ellos, cualquier intento de imponer obligaciones adicionales podría abrir la puerta a presiones políticas y diluir la capacidad de protección inmediata.

Incluso países que admitieron abusos ocasionales en la aplicación del asilo advirtieron que ese diagnóstico no justifica rediseñar su naturaleza jurídica. Uruguay y Estados Unidos reconocieron la necesidad de mayor transparencia, pero subrayaron que la solución no reside en restringir la potestad del Estado asilante. Esta línea reforzó la idea de que el proyecto peruano carecía de sustentos sólidos para generar una coalición regional favorable.

Implicancias para la política exterior peruana

El revés diplomático deja en evidencia la dificultad de Perú para articular posiciones que conciten respaldo hemisférico en un entorno donde las tensiones bilaterales pesan más que los argumentos jurídicos. La percepción de que la iniciativa respondía al conflicto con México redujo su credibilidad y erosionó la capacidad del país para liderar una discusión estructural sobre el futuro del asilo en la región. Este aislamiento podría limitar su influencia en debates venideros dentro del sistema interamericano.

También se proyecta un desafío más profundo: la necesidad de reconstruir un clima de confianza con socios clave para evitar que disputas puntuales se transformen en fracturas diplomáticas duraderas. Si Perú aspira a impulsar reformas de alcance regional, deberá demostrar que sus propuestas no están motivadas por coyunturas domésticas, sino por el fortalecimiento institucional de mecanismos como el asilo, cuya legitimidad depende de su autonomía frente a presiones políticas.