¿La pelea con Tapia dejó a Milei fuera del sorteo y tensó la relación con EE.UU.?

La decisión de Javier Milei de no viajar a Washington para presenciar el sorteo del Mundial abrió un frente inesperado en la relación con los Estados Unidos. Lo que comenzó como un conflicto doméstico con Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, terminó precipitando la suspensión de la visita del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, un movimiento que causó sorpresa en la Casa Rosada y obligó al Gobierno a recalibrar su mensaje hacia la Casa Blanca.

En Balcarce 50 buscaban minimizar el episodio. Sin embargo, la secuencia expuso un problema: una disputa local terminó proyectándose sobre una de las agendas más sensibles para la administración libertaria, la negociación del acuerdo comercial bilateral.

Un viaje suspendido para evitar una foto incómoda

Aunque la Casa Rosada nunca lo anunció oficialmente, la posibilidad de que Milei asistiera al sorteo estaba en estudio. La FIFA había extendido invitaciones, la AFA esperaba señales políticas y el protocolo ya había abierto conversaciones informales.

Pero la relación entre el Presidente y Tapia, deteriorada desde hace meses, inclinó la balanza hacia la cancelación. En el Gobierno circula un escenario: la decisión se tomó para evitar un encuentro con el titular del fútbol argentino en un momento de tensión con la dirigencia. El propio Milei publicó mensajes sugestivos en X que confirmaron el trasfondo político.

El problema fue que la noticia se conoció primero a través de un posteo de Manuel Adorni en X, antes de que la Cancillería comunicara la decisión formalmente por los canales diplomáticos correspondientes.

Washington tomó nota y Bessent canceló su viaje

En Estados Unidos no cayó bien que la Casa Blanca se enterara por redes sociales antes de recibir la notificación oficial. Según fuentes de la relación bilateral, el malestar se amplificó cuando se supo que el Presidente había decidido no viajar por un conflicto de política doméstica difícil de explicar en lenguaje diplomático.

Minutos después de que se difundiera la decisión de Milei, comenzó a circular en Washington que Scott Bessent -pieza clave del vínculo financiero entre ambos países- no viajaría finalmente a Buenos Aires. La noticia fue confirmada luego por canales formales.

En la agenda del funcionario estadounidense figuraba un cóctel organizado por el embajador Alec Oxenford y Richard Grenell, junto con un encuentro con el secretario de Estado, Marco Rubio. Fue el propio Rubio quien terminó recomendando postergar la visita, molesto por el modo en que se comunicó la decisión argentina.

En la Casa Rosada se esfuerzan por descartar consecuencias mayores. Funcionarios de alto rango aseguran que el acuerdo comercial con los Estados Unidos -cuyo texto legal aún se está revisando- “no corre riesgo” y seguirá su curso, independientemente del episodio.

El canciller, Pablo Quirno, junto con equipos del Ministerio de Economía y de Desregulación, avanza en la adaptación de la legislación local para cumplir con los compromisos ya consensuados con Washington. La expectativa oficial es firmar el acuerdo antes de fin de año o en las primeras semanas de 2026.

Sin embargo, puertas adentro reconocen que el episodio dejó una señal de alerta: una disputa interna, rápidamente amplificada, terminó interferiendo en la delicada arquitectura diplomática que el Gobierno busca construir con los Estados Unidos.

Una disputa que ya no es silenciosa

La relación entre Milei y Tapia atraviesa su momento más tenso. El Presidente cuestiona públicamente a la AFA, y en el entorno libertario interpretan que su presencia en el sorteo hubiera sido “una validación involuntaria” del dirigente.

Tapia, por su parte, mantiene su influencia intacta en la FIFA y sostiene autonomía frente al Gobierno. El desencuentro, que parecía circunscripto al ámbito deportivo, terminó proyectándose hacia la política exterior y añadió un nuevo capítulo a la interna nacional.