La Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (ASiMM) mantuvo una reunión con los triunviros de la CGT, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello, en la sede de Azopardo, para llevar su postura frente a la reforma laboral y la crisis que atraviesan los repartidores de aplicaciones.
El encuentro ocurre en un contexto político particular: mientras el gremio intenta avanzar en la sindicalización del sector, La Libertad Avanza (LLA) se regodea públicamente de que, según sus estimaciones, la mayoría de los repartidores apoyan al gobierno de Javier Milei y rechazan una representación sindical tradicional.
“Es de vital importancia que la nueva conducción de la CGT conozca de primera mano la posición de los trabajadores de nuestra actividad ante el proyecto de reforma laboral y la crisis de las plataformas”, sostuvo el sindicato en el comunicado difundido tras la reunión.

Creado en 2009, ASiMM nació como respuesta a un universo laboral históricamente precarizado: la mensajería, el delivery y la logística de cercanía. Su objetivo fue organizar a un sector que trabajaba sin marco regulatorio y con desprotección total.
Con el desembarco del comercio electrónico y las apps de reparto, el gremio amplió su representación hacia motociclistas, ciclistas, triciclistas y repartidores.
ASiMM mantiene una posición firme desde la llegada de las apps. Su titular, Marcelo Pariente, lo repitió en el encuentro con la CGT: “Desde el desembarco de las apps nos hemos mantenido inconmovibles en la defensa de nuestros derechos, denunciando el fraude de la mal llamada ‘economía colaborativa’”.
Para el sindicato, las plataformas imponen un modelo de monotributización forzada, sin ART, aguinaldo, vacaciones, seguro por accidentes ni aportes previsionales. Reclaman una regulación que reconozca derechos básicos y que evite que las empresas “tercericen” toda la responsabilidad.
En paralelo al avance gremial, La Libertad Avanza viene marcando un punto políticamente sensible: aseguran que los repartidores rechazan la sindicalización clásica y ven al gobierno de Milei como un aliado, en tanto les promete menos regulaciones y más libertad para operar.
En redes sociales, dirigentes libertarios suelen celebrar que el sector se identifica con el discurso anti-burocracia sindical. Según fuentes del oficialismo, ese respaldo es una muestra del “nuevo modelo laboral” que pretenden impulsar: más autonomía individual y menos estructuras gremiales tradicionales.
Para ASiMM, sin embargo, ese clima responde a “una campaña de desinformación impulsada por las plataformas y sectores políticos interesados en mantener la informalidad”. Y agregan que, cuando se abre el debate concreto sobre derechos, salarios o protección frente a accidentes, las posiciones de los repartidores se vuelven más heterogéneas.
Frente al proyecto de reforma laboral, la CGT marcó una posición de apertura al debate siempre que no se avance hacia un esquema de precarización generalizada. Entre sus definiciones centrales:
En el caso de los repartidores, la central obrera sostiene que la actividad debe tener derechos mínimos garantizados, sea bajo relación de dependencia o bajo un régimen especial.
ASiMM insiste en que la “crisis de los repartidores” es estructural: ingresos deteriorados, falta de cobertura ante accidentes, presiones algorítmicas, y ausencia total de regulación.
“Trabajadores organizados en todo el país empezamos a unirnos en el reclamo y la búsqueda de soluciones”, afirmó Pariente luego del encuentro en Azopardo.
FA