En medio de un clima económico y social adverso, la CGT encontró esta semana un dato que generó alivio puertas adentro: según una encuesta reciente, la mayoría de la población cree que la reforma laboral que impulsa el Gobierno beneficiará principalmente a los empresarios y perjudicará a los trabajadores.
El estudio, realizado por el consultor Hugo Haime entre el 18 y el 24 de noviembre sobre 1200 casos, fue presentado ante la “mesa chica” de la central obrera y funcionó como un termómetro del humor social frente a uno de los proyectos más sensibles del gobierno de Javier Milei.

Entre los datos que más interesaron a la conducción sindical aparece una tendencia clara:
La CGT interpreta estas cifras como un signo de que existe un clima social predispuesto a cuestionar la reforma, y que podría haber terreno fértil para articular rechazos en el Congreso.

El estudio también preguntó por las consecuencias concretas que imaginan los encuestados:
Cuando se consultó si la reforma generará “más oportunidades laborales”, la sociedad aparece dividida:
Esto muestra una brecha importante según el tipo de inserción laboral, un dato que la CGT también evalúa como estratégico para entender el debate que se viene.

La encuesta también midió miedos concretos sobre derechos adquiridos. La lista de preocupaciones más mencionadas incluye:
Entre los sindicalizados, estos temores son más altos en todos los casos.
Los resultados coincidieron con una semana de intensa actividad del nuevo triunvirato de conducción de la central obrera. La CGT mantuvo reuniones con gobernadores, bloques legislativos y dirigentes de la oposición para tantear posibles mayorías que frenen los puntos centrales de la reforma laboral que el Gobierno presentará en los próximos días.
La encuesta, encargada por la UOCRA, refuerza para la dirigencia sindical la idea de que existe un clima social que puede favorecer su estrategia parlamentaria.
El estudio también sondeó la percepción económica actual:
48% de la población general vio un empeoramiento en los últimos tres meses.
Para los próximos tres meses, el pesimismo se mantiene:
Este panorama económico ayuda a explicar la sensibilidad social alrededor de cualquier reforma que toque derechos laborales.
El estudio midió también la imagen del Presidente y la adhesión a su programa:
Entre sindicalizados los números son más duros: 59% desaprueba y 67% cree que las medidas no funcionarán.

Para la CGT, los números no significan una victoria asegurada, pero sí una señal: existe una base social amplia que observa la reforma laboral con desconfianza. En un contexto económico frágil y con un Gobierno que apuesta a cambios estructurales rápidos, este “dato del termómetro social” aparece como un factor que podría influir en la pulseada política que viene en el Congreso.
TM