El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, volvió a mover el tablero político nacional. Tras haber roto con Unión por la Patria en Diputados y conformado el bloque Independencia, ahora replicó la estrategia en el Senado. La senadora Beatriz Ávila —que ingresó en 2021 por Juntos por el Cambio y luego armó su propio monobloque— formalizó su incorporación a ese espacio, sellando una alianza que el mandatario considera clave para “fortalecer la voz de Tucumán” en el Congreso.
El anuncio se hizo en una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, donde Jaldo presentó la decisión como un paso institucional y estratégico. “Este es un hecho muy importante para Tucumán y para nuestra voz en el Senado”, sostuvo, y agradeció públicamente a Ávila por su “colaboración en leyes y gestiones fundamentales”.
Aunque la novedad fue el lanzamiento formal del bloque Independencia en la Cámara Alta, la alianza entre ambos venía consolidándose desde hace meses. Ávila ya trabajaba con Jaldo en proyectos y gestiones nacionales, y su acercamiento estuvo influido también por el rol de su esposo, Germán Alfaro, ex intendente de San Miguel de Tucumán, con quien el gobernador recompuso relaciones luego de años de tensiones políticas.
El movimiento encaja en una estrategia más amplia del mandatario tucumano: recuperar figuras que en su momento se alejaron del peronismo provincial, como Alfaro y el ex intendente Domingo Amaya, y reunificar el poder territorial ante un escenario nacional inestable.
La jugada tiene múltiples capas. En primer lugar, contar con una senadora propia le permite a Jaldo ganar volumen político y autonomía frente al PJ nacional. Desde que votó a favor de la Ley Bases y se convirtió en el primer gobernador peronista en alinearse con Javier Milei, su estrategia se concentra en construir un espacio que dialogue con la Casa Rosada sin romper con sus bases provinciales.
Pero hay otro objetivo: posicionarse mejor en la disputa por la tercera minoría del Senado, un lugar que hoy mira con atención un grupo de gobernadores que exploran la conformación de un interbloque federal. Jaldo, Gustavo Sáenz (Salta) y Carlos Rovira (Misiones) vienen analizando posibles convergencias para armar una bancada que equilibre el poder entre libertarios, radicales y peronistas tradicionales.
Con Ávila dentro de Independencia, el tucumano queda mejor ubicado para ser parte de ese armado y negociar desde otro lugar.
La senadora, que mantiene vínculo con el Partido por la Justicia Social, justificó su incorporación al bloque como una continuidad del trabajo articulado con el Ejecutivo provincial. Destacó que “la función de los representantes provinciales exige diálogo permanente con el Gobernador” y anticipó que 2026 será un año de debates de alto impacto: Presupuesto, reforma laboral, Ley de Glaciares y cambios en el Código Penal.
En ese escenario, Jaldo necesita presencia propia en ambas cámaras para asegurarse incidencia en las discusiones que determinan recursos, obras y políticas clave para la provincia.
La alianza con Ávila también tiene impacto interno. En un año donde Jaldo endureció su estrategia para unificar la oferta local y proyectar orden político tras su acercamiento al Gobierno nacional, sumar a la senadora refuerza su liderazgo dentro del peronismo tucumano —un espacio que él mismo trabaja por reorganizar.
Al mismo tiempo, su influencia se expande a otros despachos del Congreso: además del caso Ávila, mantiene diálogo con la senadora Sandra Mendoza, quien evalúa abandonar el bloque peronista; y se vincula con legisladores de otras provincias que comparten la idea de construir un “federalismo dialoguista”.
La incorporación de Beatriz Ávila no es solo un gesto simbólico: es una pieza clave de una ingeniería política que busca darle a Jaldo más poder, más autonomía y más capacidad de negociación en un Congreso fracturado.
El tucumano entiende que, en el nuevo mapa que delineó el triunfo de Milei, la política se juega con minorías móviles y alianzas tácticas. Y en ese escenario, cada voto importa. Sumando el de Ávila, Jaldo se asegura uno propio en el Senado y se prepara para disputar un lugar en la mesa donde se definen los acuerdos que marcarán el próximo año legislativo.