15/12/2025 - Edición Nº1042

Internacionales

Corte eléctrico nocturno

Zaporiyia vuelve a quedar sin energía y crece la tensión nuclear en Ucrania

08/12/2025 | El corte temporal expuso otra vez la fragilidad eléctrica de la planta ocupada, mientras la región intenta estabilizar un sistema golpeado por ataques.



La Planta Nuclear de Zaporiyia, la central nuclear más grande de Europa y una de las zonas más sensibles del conflicto entre Rusia y Ucrania, volvió a quedar sin suministro eléctrico durante la madrugada, un episodio que reactivó los temores sobre su seguridad y generó nuevas advertencias técnicas.

Aunque la planta recuperó la energía en menos de una hora, el apagón encendió alarmas porque sus reactores desactivados y el combustible almacenado dependen por completo de la electricidad externa para mantener los sistemas de enfriamiento. Sin ella, incluso un reactor detenido puede sobrecalentarse y derivar en un escenario de riesgo.

La International Atomic Energy Agency confirmó que la desconexión afectó primero una línea de 330 kV y luego una de 750 kV, ambas esenciales para la estabilidad del lugar. Técnicos de la zona reconectaron la línea menor rápidamente, lo que permitió restablecer los niveles normales de radiación y evitar una emergencia mayor.

Este episodio llega en un contexto de extrema tensión en la infraestructura energética ucraniana. Días atrás, representantes de Ucrania y Rusia habían acordado un “alto el fuego localizado” para permitir reparaciones en las líneas que alimentan la planta. Ese esfuerzo buscaba reforzar el sistema luego de ataques recientes que dañaron diversos puntos de la red. Aun así, el corte demuestra que la situación sigue siendo muy inestable.


Inspectores de la International Atomic Energy Agency supervisan las condiciones de seguridad en la central, que permanece bajo ocupación militar desde 2022.

Desde marzo de 2022, cuando la planta quedó bajo control ruso, Zaporiyia experimentó múltiples desconexiones totales. Cada apagón dispara el mismo temor: que los generadores de emergencia no sean suficientes o no logren sostenerse en caso de un corte prolongado. La central, que antes generaba alrededor del 20 por ciento de la electricidad de Ucrania, permanece sin producción desde el inicio de la ocupación y opera en modo de resguardo permanente.

Históricamente, la planta contaba con seis reactores VVER-1000 construidos durante la etapa soviética. En tiempos de paz, su estructura funcionaba con protocolos de alta seguridad, sistemas redundantes y líneas eléctricas múltiples. La guerra modificó por completo ese escenario: convirtió a Zaporiyia en la primera planta nuclear del mundo sometida a ocupación militar y en uno de los puntos más delicados para la seguridad europea.


Equipos técnicos trabajan en la reparación de las líneas que abastecen a la planta, clave para mantener activos los sistemas de enfriamiento.

El corte de esta semana no tuvo consecuencias inmediatas, pero vuelve a ubicarse en un patrón preocupante. Cada desconexión expone la fragilidad de una instalación que depende del suministro externo para evitar que su combustible alcance temperaturas críticas. Y aunque la energía fue restituida, lo ocurrido demuestra que cualquier daño adicional a la red puede generar una situación grave en minutos.

Mientras los técnicos intentan estabilizar las líneas y los organismos internacionales insisten en crear una “zona de seguridad” alrededor de la planta, la central sigue operando en un equilibrio extremadamente precario. El apagón, aunque breve, es otra señal de que la seguridad nuclear en Europa continúa tensada por un conflicto que no muestra señales de resolverse pronto.