Después del éxito de La Voz Argentina, Vanesa Carbone, esposa del músico Lucho González, rompió el silencio y publicó una serie de historias con durísimas acusaciones contra una figura del programa (a quien no nombra directamente, aunque deja entrever que se refiere a Soledad Pastorutti, especialmente por la frase final del “poncho”), señalando episodios de destrato, insinuaciones y comentarios inapropiados durante los meses de trabajo compartido.
En un extenso descargo, Carbone aseguró que durante cuatro meses presenció situaciones que la incomodaron y que afectaron tanto a su familia como a su hija de siete años: "Durante cuatro meses tuve que presenciar cómo una persona que, en teoría, representa la imagen familiar en la Argentina se desubicó día tras día con mi esposo. No eran devoluciones artísticas, eran comentarios personales, completamente fuera de lugar".

La investigadora y especialista en criminología que tuvo un pasado mediático, detalló que los dichos no solo incomodaban a González, sino que en ocasiones fueron pronunciados frente a su hija: "Frases que evidenciaban la incomodidad de él y, más de una vez, lo más grave, dichas delante de una menor de 7 años: mi hija, nuestra hija. Ni siquiera la presencia de una nena fue un límite para esta mujer".

Vanesa incluso planteó cómo reaccionaría el público si la situación hubiese sido a la inversa: "Si esto hubiera sido de un hombre hacia una mujer, ¿cómo lo llamarían? Acoso". Según su relato, la artista en cuestión habría repetido expresiones como “yo amo a Lucho”, “estoy enloquecida con Lucho” o “duermo con la frazada de Lucho”: frases que, para Carbone, excedían cualquier marco profesional.
Para cerrar, señaló: "Mi hija terminó padeciendo situaciones desagradables a causa de esta mujer. Celebro que mi esposo no se subió al show mediático que buscaban armar, ni yo tampoco dije nada, para que pudiera continuar. Preferí cuidar a mi hija, mi esposo, mi familia en silencio". La Sole hasta el momento guardó silencio.
